El agricultor Manuel García Rodríguez es secretario de las Juventudes Agrarias de Coag Almería. Nació en El Ejido hace 31 años y es en este municipio donde a diario se hace cargo de su explotación agrícola. García cuenta con unas dos hectáreas de cultivos invernados, sobre todo, pimiento y sandía. Su relación con la organización agraria comenzó cuando él era pequeño, "mis familiares están afiliados y desde que era chico sé de Coag".

Su padre también fue agricultor y él lo es por vocación. Quizás esto provoca que a Manuel García le encante estar en el invernadero; además de su trabajo es también su afición junto a otras como estar con su familia, la caza o la práctica del remo. "Como suele decirse, desde chico estoy moviendo arena", recuerda este joven productor que a los 18 pasó a ser agricultor "oficialmente": "Tenía claro que quería ser agricultor".

Para García, casado y con tres hijos y otro de camino, hoy en día los jóvenes agricultores están marcados por un estigma o etiqueta: la falta de formación. Este joven productor desmiente este hecho, "se tiene el concepto de que el que no tiene estudios va al campo, pero esto no es así. Existe un gran desconocimiento, cada vez la gente está más preparada, el problema es que los jóvenes no pueden apostar por la agricultura por falta de dinero".

La carencia de relevo generacional ha llevado a los jóvenes productores de Coag a protestar esta semana en Madrid, "pedimos más fondos para primera instalación y una Política Agraria Común bien orientada a los jóvenes. También reclamamos agilidad en los trámites, hay algunas ayudas que tardan hasta tres años en llegar, por lo que el joven que invierte y cuenta con ellas a veces se ve abocado a vender su finca". Manuel García tuvo acceso al programa de incorporación lo que propició que hoy en día pueda contar con su propia explotación agraria, "antes las ayudas eran eficaces y no tardaban".

En los últimos años, los agricultores jóvenes están teniendo graves dificultades para acceder a créditos u otras formas de financiación, aunque tengan concedido algún tipo de ayuda. Además, existe un exceso de burocracia y exigencias absurdas y poco prácticas para acceder a las ayudas de incorporación. Por otro lado, Los agricultores jóvenes tienen dificultades para acceder a la tierra, tanto por los altos precios que alcanza en relación a la rentabilidad de la actividad agraria, como por la situación de falta de movilidad de la tierra. Esto es debido en gran parte a la estructura de ayudas desacopladas ligadas a la tierra y al acceso generalizado de a las mismas por parte de beneficiarios que no son agricultores.