AGR Almeria

“NI PAC NI PRECIOS”

No existe una política agrícola que defienda los intereses de las producciones

familiares de Almería. Ni en Europa, ni en España, ni en Andalucía… ni en Almería. Y a

las pruebas nos remitimos. Somos una mala copia del cuento de Pedro y el lobo.

¿Recordáis? La única diferencia es que en nuestro caso anunciamos la venida de un

lobo real, mientras que las Administraciones siguen empeñadas en afirmar que el mal

anunciado todavía no es tan grave como para tomar medidas. Sin entender que los

políticos deben estar para adelantarse a los problemas y evitarlos, nunca para esperar

que la situación sea insostenible, porque cuando las explotaciones agrícolas bajo

plástico no permitan a las familias almerienses vivir no habrá futuro para nuestra

tierra. Es imposible imaginar a un médico esperando a intervenir a tumor porque su

tamaño y peligrosidad no es lo suficientemente grande, pues parece que ésta es la

decisión de nuestros políticos con el campo almeriense.

Todas las campañas nuestro campo sale a la calle a protestar y empieza a

parecer que es porque nos gusta tomar el sol en otoño o queremos recibir los tiernos

rayos del sol invernal o, en caso de catástrofe, recibir los primeros rayos de la

primavera. Y parece que es así porque la respuesta que sistemáticamente obtenemos

de nuestros políticos es el silencio o la indiferencia. Y esta situación debe de cambiar.

Cada territorio defiende aquellos sectores económicos que se consideran estratégicos

porque son un pilar para su propia viabilidad económica, no se trata de mantener

industrias obsoletas o faltas de competitividad, sino de alimentar aquellas iniciativas

privadas que son capaces de generar ventajas competitivas con otras zonas

productivas, como es el caso de la agricultura intensiva en Almería. Y las posibilidades

que tiene una Administración para apoyar y defender aquellas estructuras económicas

que permiten vivir a sus ciudadanos son infinitas: ayudas, incentivos fiscales,

regulación de mercados… Y limitadas a la vez (Unión Europea, O.M.C….).

Sabemos que incluso si existiera una política económica dedicada a la

agricultura ésta no sería única, puesto que existen distintas posibilidades. Se puede

favorecer a las grandes industrias (cooperativas o sociedades) o apostar por el

desarrollo y mejora de las explotaciones familiares, se puede apostar por un

desarrollo ordenado que responda a las necesidades de los agricultores o apostar por

un sistema prohibicionista que no consiga limitar el crecimiento pero que genere

situaciones de ilegalidad, corrupción y problemas ambientales.

Algo estamos haciendo mal cuando la renta agraria de los productores

almerienses está en el límite de su propia viabilidad económica. Año tras protestamos

por esta reducción pero no conocemos que se vaya a establecer un plan global de

presión fiscal que trate de responder a los problemas y detener esta caída sin fin.

Las ayudas de la PAC son un ejemplo de esto. Se deja fuera a la agricultura

intensiva atendiendo al hecho de que aún es viable económicamente dejándola al libre

juego de la oferta y la demanda, pero se olvidan que el horizonte de las ayudas

aprobadas nos lleva al año 2020 y que si atendemos a la reducción del margen de

beneficio de nuestras explotaciones es más que probable que antes de esa fecha

hayamos llegado al punto de no retorno. En definitiva, se pierde una oportunidad

única de establecer un mecanismo que evite que un sector agrícola precise de

mecanismos excepcionales para afrontar una crisis que todos conocen pero que nadie

quiere ver venir.

El desarrollo de esta campaña parece demostrar que por el camino del mercado

nuestras explotaciones familiares entraran en pérdidas de manera crónica en un plazo

más breve que aquel que establece como horizonte el año 2020. En definitiva,

Almería se ha quedado sin ayudas y sin precios.

Desde UPA Almería entendemos que, las organizaciones agrarias, tenemos la

obligación de explicar y reivindicar las necesidades de nuestro sector desde una

perspectiva global. Generando un debate centrado en la viabilidad económica de los

agricultores, realizando reivindicaciones que busquen el cambio de las reglas de un

juego que condenan al productor a perder siempre. Sabemos que los frentes son

muchos: un injusto tratamiento fiscal, una ineficiente ley de la cadena alimentaria,

unos deficientes y limitados mecanismos de intervención en el mercado (que al final

benefician a unos pocos), unas ayudas inexistentes… Pero la batalla es una:

garantizar el futuro de nuestra agricultura.

El primer paso de este movimiento queremos que sea el próximo día 19 de

febrero, día en el que realizaremos una acto reivindicativo en la Rambla García

Lorca a partir de las 11.00, a la altura de la Plaza Emilio Pérez y pediremos un

propósito global que responda a las necesidades de nuestras explotaciones. La

agricultura almeriense precisa de un plan general de actuación para sobrevivir, pasó

el tiempo de reivindicaciones parciales.

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