Un olor a melaza invade la habitación mientras el fuego funde la mezcla. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, se va produciendo la alquimia entre los ingredientes, dando lugar a un producto final que evoca sabores impregnados de tradición y naturales 100%.

Guillermo Mesas, el artífice, atesora la receta que comenzaron sus padres hace ya cinco décadas. Se trata de un turrón artesanal que poco tiene que ver con el que habitualmente se compra en grandes centros comerciales o en otros negocios de alimentación. Aquí no hay aditivos, conservantes ni productos para acelerar el amalgamamiento de la pasta.

"Lleva solo miel, azúcar, clara de huevo, almendras tostadas y raspadura de limón", cuenta el alcalde y vecino de Olula de Castro.

Prácticamente todas las materias primas son de la zona, a excepción del azúcar. "La miel es la que producimos nosotros, la de las abejas de la zona que tienen mil flores donde comer; como los huevos de gallinas de aquí o los limones y las almendras, que cogemos de nuestra finca". Con todo ello se elabora un dulce que hace honor a su nombre y se deshace en la boca unos instantes después de comenzar a degustarlo. El secreto, además de los ingredientes, es "no dejar de remover nunca la pasta". La cocción, al baño maría, se prolonga durante 7 horas y es muy sencilla. Primero se echan la miel, el azúcar y la clara de huevo.

Cinco horas después, se añaden las almendras tostadas y una hora antes de que la mezcla essté lista se agrega la raspadura de limón. Por último, se saca la pasta con un par de palas y se deposita en moldes de madera hechos por él mismo para darle forma a las tabletas de turrón.

"Hay que tener mucha paciencia y un brazo fuerte". Para la elaboración se requieren dos personas y de cada partida de 16 kilos de masa se obtienen 32 tabletas de medio kilo cada una. Su fama se extiende por la provincia e incluso fuera. "Hay gente que viene de Úbeda solo para buscarlo porque lo conocen".