AGR Almeria

'La revolución de las máquinas' ya vive en el agro

  • El llamado Internet de los Alimentos y sus tecnología aplicada está dando un salto cualitativo a la cadena desde sus primeros eslabones, ofreciendo información para mejorar los cultivos

Se habla de que la digitalización al campo está llegando y que va a facilitar mucho las cosas de cara al futuro. Pero el futuro es ya y los cambios se están dando a pasos agigantados.

Internet está dando lugar a la mayor revolución de la historia en el mundo moderno, y afecta a todos los ámbitos, especialmente al informativo, dando lugar a una globalización sin precedentes gracias a la inmediatez en la transmisión de mensajes. Ya se sabe que la información es poder, e Internet unido a sus tecnologías asociadas también están revolucionando la manera de cultivar. Así quedó patente la pasada semana en la reunión anual del proyecto Internet of Food and Farms 2020 (IoF2020), un evento de altos vuelos para analizar la evolución de esta macroestrategia europea que tiene como objetivo el desarrollo de soluciones para el Internet de las Cosas en el sector agroalimentario y que tuvo como sede la Universidad de Almería, que participa activamente a través de la 'Cátedra Coexphal'.

"Hace unos años comenzamos a escuchar hablar del Internet de las cosas (Internet of Things o IoT), que nos prometía que cada vez más elementos físicos de nuestros hogares, o de nuestros complementos (relojes, pulseras, zapatos, etc.), o de nuestras industrias, estarían conectados a Internet y nos permitirían interactuar con ellos a distancia y realizar de forma automatizada labores como la compra de la semana o la programación de los electrodomésticos del hogar para que estos hicieran su trabajo sin necesidad de nuestra presencia física", explica David Uclés, director del Servicio de Estudios Agroalimentarios de Cajamar, quien también acudió a la reunión del proyecto en Almería para establecer un paralelismo con la revolución que ahora viven las tecnologías en la agricultura y donde se expusieron casos reales de estas. "La conclusión inmediata es que la posibilidad de mejora de los rendimientos físicos es muy elevada, ya que muchas de las decisiones clave en el proceso de producción que hoy se toman con un déficit de información crítica, pasarán a poderse tomar con toda la información relevante sobre la mesa, o incluso de forma automática (el momento de riego y la cantidad de agua, abonado, detección temprana de enfermedades de plantas o animales, etc.)".

El director apunta a que la cadena de distribución alimentaria está apunto de cambiar, y que en este proceso inminente de viraje, los primeros eslabones de la cadena van a tener mucho que ver y también pueden verse muy beneficiados. Un ejemplo de ello es que cabe la posibilidad de que los consumidores puedan conocer al detalle el proceso que han seguido los alimentos que consumen desde el momento que son sembrados (o dados a luz en sus granjas en el caso de los cárnicos), una trazabilidad que de verdad sería la mejor certificación. "Obviamente, esto último requeriría un flujo de información a lo largo de toda la cadena absolutamente transparente, por lo que el modelo de competencia de cadenas se vería favorecido sobre el modelo de competidores oportunistas que aún hoy es mayoritario".

La calidad de los alimentos es otra de las cuestiones que potenciará este Internet de los Alimentos, al igual que la propia seguridad alimentaria, e incluso un menor derroche para un mejor ajuste entre la demanda y la oferta.

Sin embargo, Uclés también ve algunos 'flecos' en la implantación de esta revolución tecnológica. Por ejemplo, plantea que "la mejora de la productividad física no siempre viene acompañada de una mejora de la rentabilidad, la clave es el coste en el que hay que incurrir para obtener esa mejora". Otra de las cuestiones son los propios datos, "Muchas de las aplicaciones que se están desarrollando precisan de la integración de muchos datos provenientes de diferentes fuentes o, concretamente, de diferentes agricultores: ¿hasta qué punto es lícito que las empresas usen los datos originados por los agricultores para obtener un beneficio sin transferirles a ellos un precio por el uso de dicha información? Es obvio que sin el desarrollo del análisis y las aplicaciones no habría servicio, pero sin datos tampoco. Por otro lado, si el uso de esos datos integrados con los de muchos agricultores produce un bien común para el conjunto de los agricultores o para el conjunto de la sociedad, la cuestión podría estar un poco más clara. En cualquier caso, intuyo que en los próximos años los tribunales tendrán que pronunciarse por cuestiones como esta muy a menudo, y los legisladores tendrán que ponerse manos a la obra para aclarar el asunto".

El director de Servicios Agroalimentarios de Cajamar tiene claro que todas estas dudas quedarán despejadas con toda seguridad en los próximos años, "pero es necesario que comencemos a reflexionar sobre ellas desde ahora mismo, puesto que estamos hablando de un futuro que, como quedó puesto de manifiesto en el encuentro IoF2020 de Almería, no estamos hablando de algo lejano, sino de horizontes de un par de años o incluso del mismo presente".

El proyecto Internet Food & Farm 2020 (IoF2020), organizado por la Universidad de Wageningen (Holanda) se centra en cinco sectores: frutas, hortalizas, cultivos herbáceos extensivos, la producción de lácteos y ganadería intensiva de carne; e implica a 14 países y más de 70 partners, y que cuenta con una financiación de 30 millones. En concreto, se están haciendo en toda Europa cinco ensayos dedicados a carnes, lácteos, cereales, frutas y hortalizas, que es el liderado por la UAL a través de la 'Cátedra Coexphal' y en él participan también Italia y Holanda.

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