El lado oscuro de Almería

Alta prostitución

  • Ley del terror. Las víctimas vienen engañadas, confiadas o convencidas. Viven con miedo. Son violadas, golpeadas y desprovistas de sus pasaportes, amenazadas con la deportación.

Almería hoy por hoy sigue siendo uno de los puntos mas "calientes" de la comunidad autónoma andaluza en lo que se refiere a la existencia de redes dedicadas a la prostitución situándose entre las primeras provincias españolas donde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado a lo largo de los últimos años han venido desarticulado un elevado numero de organizaciones, especialmente en clubes y locales de alterne algunos de ellos en la capital pero fundamentalmente en las comarcas de Poniente, Levante y Campo de Nijar.

Una explicación a su vez totalmente lógica, por el propio dinamismo de la zona y el notable incremento de población que año a año se viene produciendo. Anualmente en la provincia almeriense, una docena de estos grupos mafiosos de explotación de mujeres son desmantelados y sus cabecillas puestos a disposición judicial, aunque desgraciadamente al poco tiempo vuelven a reactivarse y es como empezar de nuevo.

Almería en esta actividad está enmarcada entre las diez provincias españolas en mayor número de clubes de alterne y tercera de Andalucía. Hace trece años, en el 2000 datos manejados por la Guardia Civil revelaban entonces que solo cuatro locales de la provincia almeriense podrían llegar a estar generando ingresos entre los 800 y 900 millones de las antiguas pesetas.

El noventa por ciento de las prostitutas de la zona de Poniente y comarca de Níjar son rusas y de otros países del Este, mientras que el ochenta por ciento de las prostitutas de La Mojonera y núcleos rurales de El Ejido suelen ser de origen africano.

La presión de las distintas unidades especializadas de la Policía y Guardia Civil dedicadas exclusivamente a estos controles en los clubes y locales sospechosos de utilizar mujeres extranjeras en situación irregular en la provincia es permanente. Aunque las estadísticas no engañan- aunque a veces mientan- lo cierto es que la proliferación de clubes de alterne y el censo de mujeres extranjeras en un amplio porcentaje obligadas a ejercer la prostitución, crece día a día.

La delincuencia organizada es un hecho real y la prostitución se ha convertido junto con el trafico de drogas en uno de los mayores negocios del mundo. Actualmente en la provincia de Almería se controlan más de doscientos clubes o locales de alterne y ronda el millar el numero de mujeres inmersas en el sórdido mundo de la prostitución repartidas por nacionalidades en un cuarenta por ciento rusas, treinta por ciento lituanas y el resto, nigerianas, colombianas, marroquíes y rumanas.

Las prostitutas localizadas en los accesos a la capital, carretera de Aguadulce y Sierra Alhamilla son españolas y rumanas y en su mayor porcentaje toxicómanas mientras que en la zona del Zapillo, también de características similares son de distintas nacionalidades. Sobre esta esclavitud moderna, no hace muchos años se ha estado hablando de que en algunos viejos cortijos diseminados en la zona de la comarca de Poniente se llegaron a detectar grupos de unas treinta o cuarenta mujeres subsaharianas menores de 20 años que ofrecían sus servicios sexuales a seis euros

Es la ley del terror. No denuncian a sus explotadores que les proporcionan cobijo, trabajo y comida. A las mujeres sudamericanas o de países del Este por ejemplo, las mafias que les facilitan billetes de avión y dinero para acreditar su condición de turistas en España le cobran 2.000 euros, pero una vez en nuestro país para quedar libres de "sus protectores" deben pagar el doble de lo fijado a estas redes teniendo que entregar casi la totalidad de lo que ganan, quedándose solo con un pequeño porcentaje que en algunos casos apenas llega al veinte por ciento de las ganancias.

Las mujeres victimas de estas organizaciones no tienen acceso o lo tienen muy restringido, a los cuidados sanitarios, no tienen libertad de movimientos, ni derechos laborales. Vienen engañadas, confiadas o convencidas. Viven una situación de terror continuo, son violadas, golpeadas y desprovistas de sus pasaportes por los mafiosos, aterrorizadas por la amenaza de deportación, por el desconocimiento del idioma excepto las sudamericanas y muchas son vendidas repetidas veces entre las organizaciones.

Cada veinte o veinticinco días las cambian de local, son trasladadas de ciudad para evitar que puedan llegar a intimar con ocasionales clientes y alguien les apoye para salir de la situación, pero fundamentalmente para ir ofreciendo a los clientes continuamente "mercancía nueva".

Muchas de estas prostitutas son utilizadas y obligadas por estas redes de extorsionistas para que graben en video a sus ocasionales clientes y posteriormente los proxenetas le hagan chantaje. En Almería-concretamente en El Ejido- se han se han detectado diversos casos y en ocasiones se han presentado denuncia. Los delincuentes han preparado cuidadosamente "acercamientos" amorosos de empresarios o industriales "seduciendo" a bellas jóvenes extranjeras llegando posteriormente al chantaje familiar.

Las redes de trata de blancas normalmente traen a España a mujeres que se encuentran en una situación precaria, y aquí las explotan. Las mafias siempre se ceban con las personas más débiles. Muchas veces en sus propios países las redes las secuestran y las amenazan de muerte, a ellas y a sus familiares. Otras veces son sus propios parientes como en los países de origen subsahariano quienes las venden a estas redes. Si deciden abandonar el ejercicio de la prostitución, saben que serán repudiadas por su propio entorno familiar.

Las mafias las controlan para que no tomen drogas. De esta manera prolongan su vida útil en el negocio. Cuando envejecen, o simplemente para despistar a la Policía, los mafiosos las venden a otros proxenetas o las cambian por otras más jóvenes. Años más tarde aquellas que no han podido librarse de la explotación y han dejado de ser atractivas, terminan vendiéndose por las calles. Entonces, a las redes ya no les importa que se droguen.

Estas mujeres denuncian a sus proxenetas no sólo porque la policía haya desarticulado una red. A veces llegan casos de chicas que han ido a la Policía o Guardia Civil para que denuncien a instancias de los propios clientes. En Europa, los expertos estiman que las redes dedicadas al tráfico de seres humanos introducen un millón de personas al año para su explotación sexual a través del engaño, la amenaza, la compra-venta o el secuestro. Que muchas de estas mujeres están en clubes de alterne es un secreto a voces, pero a veces demostrar esta relación no es fácil.

La persecución a estas redes debe ser contundente, con leyes especificas porque muchas veces las primeras en ser castigadas son ellas, las propias mujeres. Lo primero que se hace es deportarlas y luego resulta que no hay nadie como testigo directo para testificar contra el traficante y en los juicios, cuando de producen suelen salir airosos.

El resultado de todo esto es que las mujeres deportadas, al llegar a sus países, las redes de nuevo siguen aprovechándose de ellas y bajo su control las mantienen ejerciendo la prostitución en otros lugares.

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