crónicas desde la ciudad

Calle Lope de Vega (y III)

  • Reconocimiento. Sendas placas homenajean a dos vecinos ilustres: el violinista Antonio Cuadra y el sacerdote-historiador Tapia Garrido. Una tercera recuerda al canónigo-archivero Juan López Martín

Cerámica en la casa Cuadra López

Cerámica en la casa Cuadra López / Carlos Pérez Siquier

Abandonamos Lope de Vega después de una visita de tres capítulos. Necesariamente compendiada, como cualquier calle que acumula siglos de historia y exhibe un censo de notables vecinos. De la primitiva del Correo evocamos las callejuelas adyacentes, negocios, despachos profesionales y academias, a las que ahora sumamos el colegio de Juan Carreño, en el demolido caserón de Acción Católica de la Mujer, aledaño al palacio episcopal de Casanova y Marzol. Reconvertida en Sindicato de la Aguja y fallecida su alma máter, Carmen Góngora, las trabajadoras que la heredaron trasladaron el taller de c/. Mariana a nuestra epigrafiada, junto a la desaparecida Imprenta Guía, de Alonso Suánez y Paco Fuentes y anteriormente de un sacerdote que, por razones que no vienen al caso, marchó a un monasterio de Burgos. En el nº 7 radicó igualmente la Inspección Sanitaria Vegetal FITO), dependiente del Ministerio de Agricultura. En cuanto al comercio tradicional, hoy solo abre sus puertas "Cobos Electrodoméstico", fundado hace tres décadas por el matrimonio Gabriel Cobos (antiguo empleado de Bazar Almería) y Carmen Ceba. Su hijo Gabriel les sucede con acierto y vocación continuadora en la tienda y almacén.

TAPIA GARRIDO

Miembro de la Real Academia de Historia e infatigable investigador, el sacerdote José Ángel Tapia Garrido (Abla, 1914-Almería, 1992) vivió sus últimos años en el edificio antedicho. Prolífico e imprescindible historiador, su archivo atesoraba más de 50 mil fichas con anotaciones de campo, mientras que su vasta bibliografía aborda un variopinto mosaico de temas provinciales. Ante la imposibilidad de reseñar su trayectoria en una página de periódico, remitimos al lector interesado a la completa semblanza elaborada por Lorenzo Cara en el Diccionario Biográfico (consultable en Internet) del Instituto de Estudios Almerienses (IEA) o al cedé reciente "La historia de Almería y sus historiadores", coordinado por Julián Pablo Díaz y editado por el mismo Instituto. Señalamos no obstante algunos hitos destacados:

-Cronista Oficial de la Ciudad en 1971 y calle rotulada frente a su último domicilio

-Socio de Honor del IEA en 1982, quien más adelante instauró un premio de investigación con su nombre

-Medalla de Plata de la Provincia, otorgada por Diputación en 1986

-Hijo Adoptivo de Vélez Blanco, el Municipio le dedicó una plaza en los años Cincuenta.

Asentada la familia en la capital, ingresó en la Escuela del Ave María y a los 13 años en el Seminario, donde le sorprendió la guerra; periodo que vivió en Valencia y Ciudad Real. Al concluir vuelve a Almería, trabaja en oficinas de la compañía eléctrica y reingresa en el Seminario, finalizando el Bachiller y Magisterio. En 1943 es ordenado sacerdote en Granada y lee su tesis de Teología en la Cartuja; pasando a ejercer su labor pastoral en Vélez Blanco y Berja. Además de copiosos trabajos en prensa, Tapia Garrido es autor de los siguientes títulos de referencia:

-Los obispos de Almería

-Vélez Blanco, villa señorial de los Fajardo

-Historia de la Baja Alpujarra

-Almería, hombre a hombre

-Almerìa piedra a piedra

-Y su obra cumbre e inconclusa: Historia General de Almería y su Provincia, XIV tomos

ANTONIO CUADRA

En sus manos el violín canta y llora… En el nº 14 una cerámica descubierta por el Ayuntamiento a instancia de la AA.VV. Casco Histórico recuerda con frase tan elocuente a Antonio Cuadra López (1910), uno de los más insignes instrumentistas de la historia musical almeriense. No es menor mérito el que con tan solo 16 abriles fuese Premio Nacional de Violín del Conservatorio de Madrid, al que marchó desde la Alhabia natal bajo el mecenazgo de su acaudalado tío materno, no si antes estudiar solfeo y armonía en la academia capitalina de Martínez Acosta. Con diez años aprobó el ingreso y los dos primeros cursos en este Real Conservatorio, con Odón González como principal profesor encargado de su formación. Concluida la carrera con la calificación de Sobresaliente e invitado por el maestro Seco de Luna, se incorporó a la Orquesta Clásica de Madrid en calidad de concertino, siendo considerado uno de los más brillantes solistas en sus giras por el país; con esta y con la del afamado José Mª Francio. Casado en 1935 con Amalia Santaolalla Abad, durante la guerra civil estuvo destinado en Valencia. En el domicilio citado nacieron sus hijas Amalia y María y vivió hasta su fallecimiento en 2004

Al finalizar la guerra opositó a una plaza de administrativo en el Servicio Nacional del Trigo, donde coincidió con el poliédrico Manuel del Águila y trabó amistad con los principales músicos de su época, en especial el pianista Rafael Barco, con quien formó un exitoso dúo, prodigándose en conciertos en el Café Colón, Cine Hesperia, Teatro Cervantes y otros escenarios sacros y profanos. Cofundó el Quinteto de Cámara Municipal, debutante en enero de 1950 coincidiendo con la inauguración de la Biblioteca Villaespesa en el Paseo. En plena madurez artística lo contrató durante tres décadas la Sinfónica de Málaga con la categoría de violín primero o concertino; con la que interpretó un amplísimo repertorio clásico y operístico: Aída, Madame Butterfly, El Trovador, Rigoletto… Dada su categoría y experiencia profesional le permitieron asistir solo el día del ensayo general y el del concierto; para ello se desplazaba a Málaga dos veces al mes en la Alsina de línea.

JAVIER ARCOS QUERO

Asegurado el relevo generacional de la imaginería religiosa por nuevos y prometedores valores, el ancestral gremio de la talla en madera es sin embargo una especie en extinción en Almería, con Francisco Javier Arcos Quero como su postrer representante. Afable en el trato, ameno contertulio, devoto de la Esperanza de Estudiantes, ex hermano mayor del Cristo del Escucha o admirador de Rocío Jurado, Juana Reina y Marifé de Triana, Javier el Tallista -toda una institución en el barrio- ha sido distinguido recientemente por el IEA como vecino notable. Por azares de la guerra nació en 1944 en Felix, en el seno de una familia de pescadores de Balerma en la que Javier era el penúltimo de diez hermanos. Llegados a la capital, su innata capacidad para el dibujo, manifestada en el Colegio San José y alentada por su madre y el escultor José Hervás Benet, profesor en la Escuela de Artes con el que también aprendió la técnica del modelado, determinó su futuro. Con 17 años amplió conocimientos en el taller del maestro Manuel Llerín.

Tras realizar el servicio militar en la Marina, gubia en mano encaró su futuro profesional abriendo estudio su propio en Lope de Vega, chaflán a Vicario Ortega. Pronto comenzaron a llegarle imágenes, penas y retablos para ser restaurados. Además de muebles domésticos: sillas, bargueños, cornucopias, etc. Aunque son sus propios proyectos los que sacan lo mejor de su inspiración artística: dibujo, tallado de la pieza y dorado. En plena madurez, Javier sigue gozando de su vocación original y del bien ganado prestigio.

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