Almería

Cobami: "Mi madre no quiere que le cuente nada, le digo que hay truco"

  • El mentalista y escapista explicó todo el proceso que tiene que seguir para aguantar tanto tiempo en un sarcófago de hielo

Es importante comer ligero, estar descansado y con la mente muy bien preparada para que lo que puede ser un éxito, no se convierta en una tragedia. Alfred Cobami afrontó ayer el record de una prueba de resistencia en un sarcófago de hielo desde el Ayuntamiento de El Ejido.

Cobami, que ofreció una rueda de prensa para los medios de comunicación, ya cuenta con el récord en esta modalidad con un total de cinco horas, cinco minutos y dieciocho segundos. Esta sarcófago de hielo tuvo una temperatura durante la tarde de ayer que osciló entre 10 y 14 grados bajo cero. El especialista, nacido en Cáceres, señaló que los primeros compases, aunque parezca todo lo contrario, son fundamentales para afrontar el reto: "La primera media hora es fundamental, es cuando te baja la temperatura bruscamente y empiezas con tiritones y espasmos brutales. Es un shock. Si lo controlas, ya puedes estar dos horas con más fuerza y vas tomando conciencia donde llegan los riesgos. Es importante controlar las piernas y los pies, que son las partes del cuerpo que más sufren".

El escapista también explicó que se coloca con un posición incómoda, pero estratégica para mantener algo más de calor: "Pongo una de las manos en la zona del cuello, que es una de las partes del cuerpo que desprenden más calor por el flujo sanguíneo".

Quemaduras, pérdida de la noción del tiempo, desorientación y otras secuelas son consecuencia de esta prueba de resistencia en el hielo. "No va a daños mayores porque voy con un gran equipo médico que me tiene controlado en todo momento. Puedo bajar a los 32º sin sufrir alteración. Es importante estar preparado física y mentalmente. El cuerpo a veces juega malas pasadas por distintos factores. No va a pasar nada grave. Es diferente cuando haces algo bajo agua que te puedes atragantar o en el aire, que siempre puede suceder algo externo".

El apoyo de los que pasen por el ataúd es fundamental. "Puedo contestar y hablar con los que lleguen, después de la primer hora de adaptación".

El mentalista al introducirse en el sarcófago de hielo coloca una toalla, lo enrolla en papel film y lleva colocado un pañal: "Consigo estar dos horas y media sin evacuar, pero el frío te acelera que tengas más ganas. Esto también provoca que después de orinar, cuando se enfría y se escarcha, provoca quemaduras".

Una de las grandes sufridoras de sus retos y hazañas es su madre: "No quiere que le cuente mis proyectos. Siempre me dice que cuando termine, llame. Le digo que soy ilusionista y que hay truco, todo con el objetivo de que esté tranquila". Pero desde su familia nació su vocación: "Mi abuelo me regaló unos libros de magia y así me empecé a interesar. Además, soy adicto a la adrenalina. Me siento libre de ataduras".

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