Almería

Conocer la historia del toreo a través de la poesía del siglo XX

SALVADOR Arias Nieto, doctor en Farmacia, enamorado del flamenco desde sus primeros contactos con Andalucía, conferenciante, organizador de recitales y de frecuentes colaboraciones periodísticas, presentó en la tarde de ayer el libro Antología de la poesía taurina española del siglo XX en su segunda edición. "Una joya para los que nos gusta la poesía y los toros. Un libro para siempre" lo definía Juan José Ruiz Plaza que hizo la vez de presentar el acto celebrado en el museo taurino ante una audiencia de elite. Para la segunda edición se ha tenido que seleccionar entre 5.420 poemas recibidos, "y desde que se cerró la segunda edición ya me han llegado otros seiscientos".

Julio Alfredo Egea, el gran poeta de Chirivel, introdujo al autor de la antología destacando su faceta de investigador e historiador destacando de el como "la mayor ofrenda que se ha hecho de los poetas a la fiesta nacional en toda su dimensión". Se ha dado la curiosa circunstancia que Egea y Arias Nieto se han conocido personalmente gracias a este acto en Roquetas después de haber sido únicamente epistolar durante diez años. Y no fue baladí el haber podido vivir, en el disfrute, de la propia voz de Julio Alfredo Egea la lectura de sus propios poemas publicados. Lujo, por ser una circunstancia única, como hito para la historia de la cultura.

Salvador Arias Nieto, de verbo entregado y preciso, reconoció el esfuerzo que se hace con el ciclo ya que "son actos que traspasan las fronteras de la provincia, dejan huella y motivan un gran recuerdo". Hizo una referencia muy genérica del esfuerzo de creación de la obra: "han sido siete años de trabajo con el sorprendente antecedente que las anteriores antologías eran mínimas por lo que el terreno que pisábamos era posible. Pese a todo en la segunda edición revisada que hemos hecho, se han quedado cerca de cinco mil poesías sin publicar ya que el consejo editorial así lo ha considerado y con gran dolor por mi parte porque muchos poetas han quedado defraudados. Hemos cuidado al máximo la maquetación de cada uno de los poemas. Hemos querido una obra para la historia.

Fueron muchos los datos, anécdotas, descubrimientos que se compartieron en la sala imposibles de resumir pero que quedan a buen recaudo de la memoria para el sosiego de el disfrute de esta gran obra, referencia indispensable para el estudio de las letras que fueron inspiradas por el toreo de la bravura.

A destacar la lectura del acta del jurado que eligió el Himno al Toro en forma de salve que Julio Alfredo Egea ganó en concurso con motivo de la celebración de la Semana Internacional de Toro de Lidia en Salamanca en 1979. Un acto delicioso y aconsejable para avivar los sentidos.

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