Almería

La de Cuevas es la tercera víctima mortal del año tras Huércal de Almería y El Alquián

Almería suma demasiadas muertes desde 2015, la primera de ellas tristemente de actualidad pues recientemente se ha producido la condena de su asesino. Se trata del caso de Francisca Herrera, la mujer cuyo marido, Diego G.G., acabó en mayo de dicho año con su vida y la del jefe de ésta, Manuel T.B., porque pensaba que ambos tenían una relación. Aunque el hombre se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de Níjar tras matar a tiros en Sorbas a Francisca y a Manuel en el semillero de su propiedad en el término municipal nijareño, el jurado popular no tuvo duda y lo declaró culpable de dos delitos de asesinato. Tras esto, la Audiencia Provincial de Almería lo condenó a penas que suman 36 años y 10 meses. El 31 de diciembre de 2015, la Guardia Civil localizó en Adra los cadáveres de un Ángel G.C. de 62 años y Dima M., una mujer marroquí de 23, que formaban una pareja de hecho y tenían una hija en común, y que presentaban heridas por arma de fuego. El hallazgo se producía sobre las once y media de la mañana y los cuerpos no fueron retirados por orden judicial hasta las cinco de la tarde del domicilio donde ocurrieron los hechos, en la calle de San Dimas, en el barrio alto de Adra. Afortunadamente, en 2016 ninguna vecina de la provincia sufrió esta suerte. Sin embargo, 2017 comenzó a contar bien pronto, el pasado 15 de enero cuando Antonia G.A., una mujer de 33 años fue encontrada muerta en Huércal de Almería tras ser presuntamente degollada por su expareja, un hombre de 31 años que fue detenido por la Guardia Civil. El arrestado y la víctima mantuvieron una "relación corta" durante la Navidad, si bien la habían dejado. El último caso tuvo lugar el pasado 10 de abril, cuando la Policía Nacional encontró en una acequia el cadáver de una mujer de 25 años que presentaba un golpe en la cabeza así como el de su expareja, un hombre de 30 años que se había ahorcado en el interior de un invernadero después de matarla. El hermano de la víctima explicó que estaban celebrando el santo de su la fallecida cuando se ausentó y escucharon cómo un coche se iba "con mucho ruido" de los alrededores de su casa. A.R., el presunto asesino y expareja de la mujer, se la había llevado al cortijo Pisalé, en el paraje Rambla Lechuga del barrio de Los Llanos de El Alquián de la capital almeriense, y tras matarla se quitó la vida.

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