Almería

Noche mágica con un recuerdo especial

  • Los Reyes Magos desfilaron por la capital horas antes de llevar los regalos a grandes y mayores · En su discurso de bienvenida el Obispo y el alcalde recordaron a aquellos que pasan por malos momentos

La magia de la Alcazaba se hizo ayer más patente con la presencia de los visitantes más esperados, sus Majestades los Reyes Magos de Oriente. Empezaba a caer el sol cuando Melchor, Gaspar y Baltasar hicieron su aparición en el pórtico del conjunto monumental junto con un impresionante séquito de doscientos pajes y ayudantes que portaban teas encendidas. Junto a los camellos les esperaban cientos de almerienses expectantes. "¡Ya sale, ya sale!", gritó el pequeño Juanjo subido a hombros de su tía. La ovación no se hizo esperar. Comenzaba la noche más especial del año.

Desde La Alcazaba la corte comenzó a bajar la calle hacia la Plaza de la Catedral. Como es ya tradición, el Obispo de la Diócesis de Almería, Monseñor Adolfo González Montes, y el alcalde, Luis Rogelio Rodríguez-Comendador, les dieron la bienvenida en el balcón de la sede del Obispado.

Un pasaje bíblico abrió un acto en el que las autoridades no olvidaron a aquellos que pasan por malos momentos. El Obispo hizo alusión a los niños que no iban a poder recibir regalos o cuyos padres no tienen trabajo o han tenido que emigrar, pidiendo la "fraternidad, colaboración y ayuda de aquellos que sí tienen". El alcalde también hizo mención a esos "miles de almerienses que lo están pasando mal" y les instó a tener esperanza en el futuro. Después le llegó el turno a los verdaderos protagonistas de la noche. El rey Gaspar ejerció de portavoz y leyó un discurso llegado literalmente desde el aire. El águila real cruzó la plaza directa a su destino (esta vez sin cambios de trayectoria), y de sus garras salieron unas palabras emotivas dirigidas a la "gente de paz y buen corazón".

"Sed buenos, estudiad mucho y compartid vuestros regalos con los demás". El mensaje del rey mago a los más pequeños de la casa fue aleccionador. "Tomen nota si no quieren carbón", pareció decir. La primera lluvia de caramelos regó la plaza y con ella comenzó la fiesta de la noche más especial de la Navidad.

Catorce carrozas recorrieron la ciudad acompañando a sus Majestades y al séquito. Entre las temáticas había para todos los gustos (Los Pitufos, Epi y Blas, una fábrica de caramelos y otra de carbón...), y entre ellas destacaron los tronos de los anfitriones de la fiesta, como no podía ser de otra manera.

Tres bandas pusieron la nota musical del evento (la Banda Municipal, la de Instinción y la de San Indalecio de La Cañada), y tampoco faltaron los pasacalles, en los que participaron 50 actores y músicos de las compañías 'Les Fous Volants', 'Babilonia' y 'Minúscules', llenando el desfile de luz, fuegos artificiales y ritmo.

El recorrido fue avanzando por la ciudad desde el punto de partida, el Anfiteatro de la Rambla, hasta la Gloria, pasando por la Avenida Federico García Lorca, Rambla Obispo Orberá, Puerta de Purchena, Paseo de Almería, Plaza Emilio Pérez y Avenida Federico García Lorca.

Durante tres horas niños y mayores dieron rienda suelta a la fantasía mientras veían desfilar la cabalgata. Por las calles, atestadas de gente, era difícil transitar y más de uno se llevó un 'caramelazo' de los más de 9.000 kilos que se repartieron ayer.

Después llegó la calma. Al rato de terminar el desfile los niños regresaron con sus padres a casa para preparar la 'cena' de bienvenida a los Reyes e irse a dormir, unos de verdad y los más curiosos con un ojo medio abierto. "Agua para los camellos y leche con galletas y mantecados para los Magos", recordaba una madre a su pequeño.

La noche de Reyes fue el preludio de un día inolvidable para muchos. Jueguen y disfruten. Hasta el año que viene, sus Majestades de Oriente.

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