Almería

Palomares, 42 años después

  • El hallazgo de dos zanjas contaminadas por Plutonio que el Ejército de Estados Unidos ocultó en 1966, ha vuelto a colocar en el mapa a la barriada de Cuevas cuyos vecinos intentan olvidar lo ocurrido

Hablar de las bombas de Palomares en Palomares, es mentar a la bicha. "La madre que te parió". Bien ¿y la suya? "Perdona, hombre, es que si no es por una cosa es por otra y ya está bien de hacer la puñeta. Aquí no pasa nada, nadie se ha muerto de esto y la prensa venga que dale".

No todo el mundo tiene ese pronto en Palomares, hay de todo, como en botica. Sucede, que el director del Ciemat, Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, Juan Antonio Rubio, afirmó en el Congreso de los Diputados y así consta en el Diario de Sesiones, que: los signos de contaminación detectados en el subsuelo (de Palomares) "son muy pequeños", pero advirtió de que "con esas cosas no se puede jugar". Pues eso, menos jugar y más claridad.

A la espalda del cementerio de Palomares, el Ciemat está llevando a cabo unos sondeos en la zona de Puerto Blanco, terrenos anteriormente expropiados por contaminación, a raíz del hallazgo de tierras contaminadas con Plutonio "que los americanos se dejaron aquí cuando lo de las bombas. No veas la gracia que nos hace a los agricultores. Oye, que a veces hemos tenido que sacar sandías como si fueran de Murcia, que si no nos las comíamos nosotros". Pero, Juan, cómo le digo yo esto a mi director del periódico, sin foto, sin tu apellido. "Díselo como quieras, pero ninguna foto, que una vez ya tuve problemas con Telecinco."

Fotografías, nombres, apellidos, que no, que la gente de Palomares ya está 'cansina'. A la vuelta del Camposanto, Dios los tenga a todos en su gloria y que se la conceda a Diego Pérez, ahí, con el tractor, que el hombre se para y cuenta que: "nunca he oído nada sobre esto de las bombas, yo no había nacido. Una chacha que tuvo mi madre ya ha cumplido los ochenta y ocho años, está como una jovencita, no tiene nada. Está mejor que nosotros. Aquí, en la tierra, alternamos la sandía con la lechuga".

Las calles de Palomares están casi vacías, la vida sigue como si el hallazgo no fuera con los vecinos. La busca del cura, por si acaso el agua bendita ayuda, no da resultados: "no se encuentra". Es curiosa la respuesta. ¿Se ha perdido? ¿No se encuentra a sí mismo? Bueno, que no está y otro día será.

Antaño, Juan Antonio Rubio, el director del Ciemat, explicó, entre otras cuestiones: que la limpieza consistiría en retirar la tierra y envasarla en bidones especiales que se trasladarían a alguno de los almacenes especiales que existen para guardar estos residuos, cuya actividad contaminante persiste durante varios siglos.

Anita Flores, está sentada a la puerta de la casa de uno de los seis hijos que trajo al mundo ella sola: "sin comadrona, sin médico, me iba a un cortijo y allí daba a luz. Cortaba el cordón con una tijera y lo cosía con un hilico. No había dinero".

Dicen que los americanos dieron mucho dinero, que lo repartieron entre toda la gente del pueblo. "A nosotros, ni un duro. Mi marido, que lo mató el tabaco, no consiguió nada. Siempre hay pillos y el que pilló, pilló, y el que no, ná".

Anita dejó de ir a Madrid, ahora es el médico quien viene a verla. "Yo dejo el mundo correr, todo está bien ya. Las piernas es lo que tengo mal". Su nuera tercia en la conversación: "al cumplir los doce o los trece años, todos los niños van a revisión. Después, cada año, cada dos años, depende".

Esta misma semana, comentaba Juan, el del problema con Telecinco, ya han comenzado los viajes a Madrid. Todo suena muy natural en Palomares, da el pálpito de haber integrado en sus vidas un mal suceso ocurrido cuando muchos ni tan siquiera habían nacido. Ir por ir, no, pero si hay que ir, se va.

Anita Flores, se inventó un refrán de viejos, dice la chavala: "Si pasas por el cementerio mira para adentro. Verás donde se encierra el orgullo, el viento y la humanidad, y el desengaño del mundo. Allí, todos somos igual".

Efectivamente, aunque cuanto más adelante, mejor. Jesús Caicedo, el hombre, el alcalde de Cuevas del Almanzora, hace y dice lo que puede: que los americanos retiran, que los americanos pagan, que no estamos sorprendidos, que los americanos esto y lo otro. Los americanos, que creen que España está en Méjico, están a lo suyo de Clinton y Obama, a si los Lakers ganan. O sea, lo importante. ¿Peiloqué? Sorry, mi no entender.

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