Almería

Trece días de esperanza y llanto

  • La búsqueda de Gabriel ha movilizado a toda la sociedad, sacando su lado más solidario

  • El dolor y la rabia por su muerte sigue expresándose en la calle

Ana Julia Quezada se confesaba autora de la muerte del pequeño Gabriel Cruz el pasado martes en la Comandancia de Almería, después de tres días en los que negaba cualquier vinculación al caso. La que era pareja del padre del pequeño y que estuvo junto a la familia durante su búsqueda, declaraba que golpeó al niño con la parte roma de un hacha y que luego lo asfixió, a la vez que aseguró haber cometido el crimen ella sola.

Después de la reconstrucción de los hechos, el juez Rafael Soriano, titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Almería, dictaba prisión incondicional para Quezada el jueves, apuntando en su auto, que "se infiere una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión del crimen".

Fue detenida el pasado domingo día 11 de marzo, después de que la las fuerzas de seguridad encontrasen en el maletero de su coche el cadáver de Gabriel cuando lo llevaba de la finca familiar de Rodalquilar al domicilio de la pareja en Vícar, donde fue interceptada.

La acusada, de origen dominicano y de 43 años, ha ingresado en la prisión almeriense de El Acebuche, y le espera un proceso donde no se descarta que se le pida la prisión permanente revisable.

Hasta llegar a este punto, fueron doce los días de intensa búsqueda del pequeño, donde su familia estuvo arropada en todo momento por la sociedad almeriense especialmente, y por extensión por todo un país que se volcó con la esperanza de que este niño de 8 años apareciera sano y salvo.

Desaparecía el pasado 27 de febrero en Las Hortichuelas Bajas, una tranquila pedanía del municipio de Níjar, cerca de Las Negras. Los familiares perdían la pista de este niño de 8 años en torno a las 15:30 horas, hora en la que salía de casa de su abuela paterna para encontrarse con sus primos en una vivienda cercana a la que nunca llegó. Esa misma tarde, y cuando no quedaban casas de amistades del pequeño a las que llamar para conocer su paradero, la familia alertaba al 112 y comenzaba su búsqueda. En ese momento comienzan las primeras batidas dirigidas por la Guardia Civil apoyada por la Unidad Central Operativa (UCO) y un horrible calvario para la familia.

Al día siguiente, el 28 de febrero, detienen a un hombre por incumplir una orden de alejamiento respecto a la madre del niño. Había sido condenado en dos ocasiones por acosarla y se le reconoció un trastorno mental como circunstancia atenuante. En paralelo, al dispositivo formado por Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil y 112, se le unen dos centenares de vecinos voluntarios para peinar la zona donde se produjo la desaparición. Horas después entraban en escena medios aéreos y los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) para actuar en el entorno, junto con unidades caninas de búsqueda de personas. Desde este día, la ayuda por parte de los vecinos en la búsqueda fue una constante, y de hecho, cada jornada se sumaban más. También comenzaron las movilizaciones en las redes sociales, un espacio que ha servido tanto para difundir la alerta de su desaparición como, por desgracia, para dar cabida a multitud de bulos que han tenido que ser desmentidos por las autoridades.

Las pistas: "Un pantalón negro Adidas con rayas blancas y una chaqueta roja con capucha", que era la vestimenta que llevaba Gabriel. Una información ofrecida por sus padres y las propias autoridades, que corría como la pólvora en Internet, una plataforma que unió a miles de personas durante los días de esta búsqueda sin precedentes.

Después de varios días con batidas más selectivas por parte de las autoridades y aumentar el radio de búsqueda, el 3 de marzo se produce un giro decisivo: Una camiseta de color blanco, supuestamente del pequeño, fue localizada por el padre, Ángel Cruz y su pareja Ana Julia Quezada, junto a una depuradora junto al Barranco de Las Águilas, en la barriada de Las Negras. En paralelo, el hombre detenido por incumplir la orden de alejamiento ingresa en la prisión de El Acebuche, lo cual en ese momento alimentó su posible vinculación, más aún por trascender que manipuló su pulsera telemática el fatídico día que desapareció el menor.

Tras el hallazgo de la camiseta, el dispositivo junto con los voluntarios, vecinos y familiares retoma la búsqueda centrándose en encontrar alguna otra pista sobre el paradero de Gabriel. En ese momento, la Guardia Civil no descartó la posibilidad de que alguien colocara la prenda en ese lugar para despistar y que fuera encontrada por la pareja del padre en una zona anteriormente inspeccionada, a tan solo cuatro kilómetros de Las Hortichuelas. El lunes 5, el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, confirma que la prenda contiene el ADN del pequeño.

El jueves 8 de marzo agentes de la UCO registran la finca de unos familiares del hombre que fue detenido por acosar a la madre del pequeño. Además, salía a la luz una información en la que algunos vecinos decían haber avistado una furgoneta de color blanca poco antes de la hora de la comida cerca de la casa de la abuela de Gabriel. Aunque el primero en avisar de la presencia de una furgoneta en la zona fue un familiar de Gabriel, que describió como "rara" la presencia de un vehículo desconocido en la zona.

El viernes día 9 de marzo, los padres convocaban una manifestación en la Puerta de Purchena en la capital para pedir un esfuerzo por encontrar a su hijo. Contó con la asistencia de más de 8.000 personas. La investigación continúo con el rastreo de la zona, sin resultado hasta el domingo 11, día de la detención de Ana Julia Quezada y hallazgo del cuerpo del pequeño en el coche de la detenida en Vícar.

Almería entera enmudeció ante tremendo mazazo. El peor de los desenlaces era una realidad, y la sociedad, que mantenía viva la esperanza de que el pequeño de la sonrisa eterna, esa que había inundado sus corazones, volviera a casa con sus padres se transformó en un insoportable dolor que se puso de manifiesto desde el primer momento. El mismo día con una multitudinaria concentración, de nuevo en la Puerta de Purchena, y posteriormente en la capilla ardiente y el funeral de Gabriel, por donde han pasado miles de almerienses para despedirse del pequeño que ha sido capaz de unirlos a todos y sacar lo mejor del ser humano.

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