FRANCESC GAMBÚS Eurodiputado del Grupo del Partido Popular Europeo

"Nuestra agricultura ha hecho un gran esfuerzo para estar a la altura y competir en el mundo"

  • El parlamentario europeo afirma que "el modelo de turismo de compresión y gran presión sobre el territorio durante unos meses es insostenible"

"Nuestra agricultura ha hecho un gran esfuerzo para estar a la altura y competir en el mundo"

"Nuestra agricultura ha hecho un gran esfuerzo para estar a la altura y competir en el mundo"

Francescgambús ha trabajado en el Parlamento Europeo en dos sillas diferentes: en la legislatura de 1998-2004 fue asistente de la eurodiputada de Unió Democràtica de Catalunya Concepció Ferrer y en 2014 volvió a la Eurocámara pero en esta ocasión como eurodiputado de UDC, partido que abandonó en 2016 aunque continuó con su trabajo en el Grupo del Partido Popular Europeo como Independiente. Su labor en la comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria ha estado marcada por la economía circular.

Usted ha tenido la oportunidad de vivir el trabajo en la Eurocámara desde los dos lados de una mesa, primero como asistente parlamentario y ahora como eurodiputado, ¿ha visto un gran cambio desde el 2004 al 2014?

Me marché de aquí justo antes de que llegaran los países del Este y me he encontrado un cambio grande desde el punto de vista de equilibrio de las prioridades de la Unión Europea, en el 2004 el Mediterráneo era una gran prioridad y cuando llegué en 2014 el punto de equilibrio había cambiado. En estos 10 años se ha desplazado el centro de gravedad de las prioridades geopolíticas de la Unión Europea.

Llegó al Parlamento como miembro de UDC pero en 2016 pasa a ser independiente, ¿qué siglas elegirá en 2019?

No me preocupa ese tema, me preocupa hacer bien las cosas de cada día. La verdad es que dedico poco tiempo a pensar en lo que haré dentro de 1 año cuando vengan las elecciones europeas. Procuro hacer bien mi trabajo y si es útil y alguien lo percibe así pues yo estaría encantado de seguir haciendo política, en caso contrario no seré el primer ser humano que tiene que dejar de hacer una cosa para hacer otra.

Si no hubiera sido político, ¿a qué se hubiera dedicado?

No lo sé, quería estudiar Derecho al final hice Ciencias Políticas. Quería también hacer Periodismo, pero al final llegué a Bruselas con 24 años y este ha sido mi recorrido.

¿Por qué entró en política?

Cuando tenía 19 años me sentía muy afortunado y tenía la necesidad de devolver aquello que yo había recibido, por eso entré en UDC con esa sensación de devolver. Otros compañeros se metieron en ONGs o trabajaron en los barrios más deprimidos de Barcelona y yo entré en política.

¿Qué le ha dado y quitado la política?

Me ha dado mucho y quitar… no podría decir que me haya quitado nada. Quizás tiempo de familia pero a alguien que trabaja mucho en su empresa también le ocurre lo mismo. La vida de partido es muy nocturna porque hay mucha gente que milita y tiene su trabajo y no puedes reunirte con ellos a las 12 de la mañana. La política es una actividad que tiene una parte diurna y otra nocturna o de fines de semana porque es cuando la gente puede dedicarle tiempo a la política.

¿Qué es ser eurodiputado?

Es intentar trasladar ese sueño de Europa de los padres fundadores de reconciliar unos pueblos que durante 4 siglos nos habíamos estado matando de forma prácticamente continua. Intentas compartir ese sueño y a la vez recoger las inquietudes y preocupaciones de las personas y trasladarlas a Bruselas.

Haciendo balance de estos años, ¿qué es lo que más satisfacción le ha producido?

Desde hace unos meses nos estamos encontrando con gente a la que no conocemos y que piden verme porque han seguido el trabajo que se está haciendo en economía circular y es una gran satisfacción cuando te llaman a tu puerta porque hay gente que te ha seguido y realmente le interesa los temas. Otra de las cosas de las que me siento satisfecho es de haber visitado un montón de escuelas para contar como funciona el Parlamento Europeo y qué es la Unión Europea.

Europa da para hablar de mucho.

Sí y en estos últimos años muchísimo más. La crisis económica que ha puesto un poco en evidencia las carencias de Europa, el Brexit que nadie esperaba y fue el preámbulo de una práctica política que luego se ha ido extendiendo o la incapacidad de Europa de construir un relato que haga que la gente se sienta orgullosa de ser europea e identificada con un proyecto que parece que tiene más que ver con subvenciones y poco que ver con la idea original que era unirnos en un proyecto común para dejar de matarnos entre nosotros.

¿Nos hemos olvidado de esa idea?

Dedicamos mucho tiempo a hablar de aquello que nos separa que a buscar aquellos proyectos que nos puedan unir.

También se critica que la UE no haya dado una solución al problema de los refugiados.

Una parte de la sociedad dice que Europa no ha dado respuesta o que ha fracasado en la gestión de la crisis de refugiados, pero es que la competencia de refugiados no es de la UE porque no se la ha dotado de una política exterior común de verdad y por eso no tenemos un control común exterior, el debate sobre Europa es insondable y es dramático que nos hayamos ido olvidando poco a poco de por qué se creó.

Usted es europeísta, español y catalán, ¿cómo vive el problema de Cataluña?

Con desgarro, porque yo siempre me he sentido de identidades múltiples, me siento muy catalanista y soy muy de mi tierra pero nunca he sentido que eso excluyera otras identidades y se puede ser catalán, español y europeo perfectamente como hay gente que es bávara, alemana y europea. Bruselas no podrá entender jamás que se intente solventar este problema con una declaración unilateral de independencia y nunca va a ser cómplice de eso.

¿Es un problema con difícil solución?

Lo primero es que los catalanes debemos asumir que el 48% o el 50% no puede imponer su voluntad al otro 50% y eso significa que ninguno tiene razón y que antes de poder hablar en nombre de Cataluña habrá que ponernos de acuerdo en Cataluña. Es tan simple y tan difícil como eso. Si hoy el 85% de catalanes quisiera la independencia estaríamos hablando de otra cosa y si el 85% de catalanes no quisiera la independencia no habría debate. No es el caso ni de unos ni de otros, nos hace falta un esfuerzo importante que yo no percibo. Al final no puede haber ni buenos ni malos, el gobierno debe dar servicio a la ciudadanía y eso no puede ser 50 contra 50.

Volvamos a Europa y hablemos de su labor en la comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, ¿en qué asuntos está trabajando ahora?

Hemos hecho muchas cosas pero el carril central ha sido trabajar para que la economía europea transite hacia la economía circular.

¿Cómo se avanza hacia la economía circular?

Debemos concebir que los residuos no son basura, tenemos que empezar a pensar que son un recurso más y que los productos los tenemos que diseñar de una manera que cuando ya no hagan su función sirvan para hacer otro producto. Al fin y al cabo es pasar del modelo en el que extraemos materiales que nos da la tierra, hacemos unos productos, los compramos, los consumimos y los tiramos a un proceso en el que se extrae material de la tierra, se hacen unos productos, los consumimos de una manera distinta pensando en su reutilización pero en el momento en el que dejan de ser útiles en lugar de tirarlos los reciclamos porque esos residuos deben servir para otro producto, esa es la transición hacia la economía circular.

En esa transición a la economía circular ¿cómo está España en relación a otros países?

España está bien, podría estar mejor porque siempre se puede avanzar pero España no es un país que esté en el furgón de cola en esta transición a la economía circular, ni mucho menos.

Aunque cada país europeo tiene un sistema de recogida de residuos diferente.

Sí, en España está el debate de si sería más útil echar el envase en una maquina que te devolviera dinero, como hacían nuestras abuelas, hay sitios donde lo hacen pero al final el objetivo es que el ciudadano recicle, cada sociedad es diferente, lo importante no es que todos lo hagamos igual sino que todos reciclemos mejor. La transición a la economía circular es un cambio de mentalidad que empieza en la cocina de casa cuando se echan las cosas a la basura, se trata de ver la manera que se adecua más a la sociedad para tener las cosas bien separadas para su reciclaje final. Hemos visitado plantas que tratan los residuos orgánicos y se te cae el alma a los pies cuando te encuentras desde pelotas de fútbol hasta carpetas y contra eso hay que luchar.

¿Cuáles son los objetivos que se plantean?

Algunos de los objetivos con los que estamos trabajando son por ejemplo limitar el vertido de residuos municipales en vertederos al 10% del total para 2035 o reciclar al menos el 65% de los residuos municipales en la misma fecha, pero esto es solo una primera pieza porque también tenemos que avanzar en el ecodiseño es decir, diseñar y pensar los productos para que puedan ser reutilizados bien, ese es el problema de verdad. Lo fundamental es tener una directiva de ecodiseño que ponga las bases para que fabriquemos cosas que no generen residuos.

Usted también pertenece a la comisión de Industria, Investigación y Energía, ¿en qué temas están trabajando?

La economía circular también tiene que ver con esta comisión porque es el primer relato político que casa y que pone en la misma vía y en la misma dirección la lucha contra el cambio climático, un mundo más sostenible, una reindustrialización de Europa, mejores puestos de trabajo y una industria potente en este mundo globalizado y por primera vez estamos trabajando en un modelo que junta estos intereses que en los últimos 40 años han estado oponiéndose unos a otros y parecía que si estabas a favor de un mundo sostenible difícilmente estarías a favor de una industria potente.

Un Corredor Mediterráneo también ayudará al desarrollo de la industria en toda esta parte de España, ¿por qué ha tardado tanto en concretarse?

España tiene un problema eterno de querer hacer pasar todo siempre por Madrid. La vía augusta romana no pasaba por el centro de la península, si hubiera habido voluntad política de apostar por ello sin necesidad de discutir si tiene que pasar o no hubiéramos ganado tiempo. Es un corredor que puede conectarnos con Europa y no es una reivindicación sólo levantina sino desde el punto de vista del Estado es muy importante que esto funcione. Si lo analizas con lupa hay muchos tramos que van avanzando, quizás no tan deprisa como quisiéramos pero las infraestructuras tienen esta dificultad, por eso a veces sabe mal que se pierda el tiempo en discusiones que no llevan a ninguna parte.

Usted procede de una zona donde el turismo ha sido una fuente de ingresos importante sin embargo en los últimos años se ha puesto en cuestión el modelo.

Todo tiene que ser sostenible en esta vida, lo que no puede haber es el turismo depredador que exige un esfuerzo muy intenso en temporada alta y abandona el territorio en temporada baja, no había nada más deprimente que visitar un pueblo muy turístico de la Costa Brava en el mes de febrero, parecía que había caído una bomba de neutrones. Poco a poco se va reconduciendo y corrigiendo. El modelo de turismo de compresión y gran presión sobre el territorio durante unos meses para luego dejarlo abandonado hasta la siguiente temporada alta es insostenible, debemos ir hacia un turismo que garantice un aire económico durante todo el año.

Por último ¿cómo calificaría la agricultura de España y en particular la de Almería?

España es un país que ha hecho un gran trabajo para modernizarse en los últimos 30 años y nuestra agricultura ha hecho un gran esfuerzo para estar a la altura y competir en el mundo.

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