Almería

El mar almeriense se viste de blanco en el Día Internacional de los Gitanos

  • Centenar y medio de personas acudieron ayer al Parque de las Almadrabillas en homenaje a las víctimas gitanas fallecidas durante el Holocausto · Los estudiantes recitaron poemas de Lorca

"Decía un amigo de Lorca, Don Carlos Morla, que si volviese a nacer le gustaría ser gitano. A mi me ocurre lo mismo. Es una frase con la que me siento muy identificado porque, después de trabajar junto a ellos durante más de 25 años, he descubierto que es una cultura con numerosos valores cargados de un humanismo y una sensibilidad enormes; algunos, lamentablemente, más conocidos que otros", admitió el escritor, profesor e historiador Juan José Ceba, poco después de finalizar el acto conmemorativo del Día Internacional de los Gitanos celebrado ayer en el parque de las Almadrabillas, a orillas del monumento en memoria a las víctimas del Holocausto nazi.

Más centenar y medio de estudiantes provenientes de los centros educativos de La Chanca, El Puche y Los Almendros recitaron en voz alta algunos de los poemas más representativos de Federico García Lorca. Preciosa y el aire o la Virgen de la Paz fueron el preámbulo de una jornada de recuerdos, literatura y flores. Los representantes de este acto, que lleva el nombre de Ceremonia del Río, honoraron la salida de la región de Punjab, (India) porque fue la consecuencia de su posterior expansión por el mundo.

Desde el pasado 8 de abril de 1971, día en que se institucionalizó el Primer Congreso Mundial Gitano, miles de personas se reúnen en la orilla de los principales ríos del mundo para lanzar flores y velas en honor a sus antepasados. "Como en Almería no tenemos río, tiramos los claveles blancos en la pequeña bahía del Cable inglés", explicó Ceba.

Las flores se amontonaban en la orilla de las Almadrabillas. Jóvenes, mayores, gitanos y algún que otro payo observaban unas aguas repletas de lunares blancos, que ilustraron el sufrimiento de todos los seres humanos que sufrieron los ataques de una civilización que no aceptaba su inclusión por motivos étnicos.

"Me siento muy orgullosa de ser gitana. Amo mis costumbres, mi familia y nuestra forma de ser. Estoy muy emocionada porque he venido por el fallecimiento de Mari Luz, que también lo era", reconoció una gitana llamada Tamara Santiago, poco después de tirar al mar el último clavel que le quedaba.

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