Almería

Un crimen de clase bien

  • La riña comenzó a bastonazos. Un abogado, exalcalde de Vélez Rubio, resultó muerto tras una fuerte discusión en plena avenida de la República, actual Paseo de Almería

Fue uno de los casos más destacados y comentados por los almerienses durante los años previos a la guerra civil. Un suceso que en algunas personas de avanzada edad aún perdura en su memoria el recuerdo por la amplia difusión que tuvo el caso tanto a nivel provincial como en el resto de España.

Ocurrió en torno a las siete de la tarde del 20 de junio de 1932 en la avenida de la República-actual Paseo de Almería- a la altura del desaparecido Hotel Simón donde actualmente se encuentra el supermercado Carrefour Express.

En el lamentable suceso falleció Fernando Guirao Alcaraz, abogado y ex alcalde de Vélez Rubio y resulto herido muy grave un joven de apenas 15 años Manuel Orozco Espinar. Fue algo visto y no visto. Desde una media hora antes se encontraban en el vestíbulo del hotel Simón para preparar el viaje hasta Vélez Rubio, Ramón Orozco, secretario judicial del juzgado de este municipio, el alcalde de dicho pueblo Salvador Martínez Aroca, el abogado Mariano López Ibáñez y el juez municipal Prudencio Olivares los cuales se habían desplazado a la capital para resolver unos asuntos en el Palacio de Justicia.

Ante un concurrido público que a esa hora paseaba tranquilamente por la avenida, el exalcalde velezano Fernando Guirao y el juez municipal de Vélez Rubio, Prudencio Olivares comenzaron a discutir acaloradamente en un apasionado enfrentamiento verbal y estando a punto de llegar a las manos. Los dos individuos, mantenían antiguas desavenencias y se llevaban muy mal por motivos de carácter judicial ya que según se informó entonces, un día antes la Audiencia Provincial de Almería había procesado a Prudencio Olivares por amenazar de muerte al ex alcalde de Vélez Rubio.

Durante el infeliz encuentro, conforme se encrespaban los nervios ambos hombres al final se intercambiaron golpes con sus respectivos bastones, hasta que Fernando Olivares sacando una pistola de entre las ropas apuntó a su contendiente empezando a disparar contra el juez municipal sin que el hombre fuese alcanzado ya que pudo huir y refugiarse en un kiosco de prensa y golosinas ubicado frente al Hotel Simón.

Los disparos y el alboroto y griterío de la gente alertaron a un cabo y un agente de la Guardia Civil de servicio en la Puerta de Purchena asignados para mantener el orden durante una manifestación de mujeres, quienes inmediatamente acudieron al lugar. Cuando el abogado se disponía nuevamente a disparar su arma contra el indefenso juez, el cabo de la Guardia Civil le ordenó que le entregase la pistola y depusiera su actitud.

El letrado lejos de obedecer las órdenes del agente de la autoridad continuó disparando a discreción sobre el grupo de personas que lo rodeaban al tiempo que los guardias ante el grave cariz que iba tomando el asunto se vieron obligados a repeler a tiros la agresión. En el cruce de disparos con los agentes de la Benemérita resultó muerto Fernando Guirao y herido el joven Manuel Orozco que se encontraba en las inmediaciones del kiosco de golosinas, totalmente ajeno al asunto quien recibió un disparo en el brazo y como consecuencia unas horas mas tarde en el Hospital Provincial los médicos, temiendo por su vida tuvieron que amputarle el miembro.

El abogado y ex alcalde de Vélez Rubio falleció unas horas mas tarde de producirse el tiroteo cuando los facultativos trataban de intervenirle quirúrgicamente en la Casa de Socorro de dos heridas por arma de fugo que penetraron por el costado derecho de la victima. La Guardia Civil recogió del lugar del suceso seis casquillos de bala.

Apenas un mes más tarde, otra muerte violenta tuvo a la provincia de protagonista. Para llegar al pleno esclarecimiento de este crimen fue necesario que se desplazaran desde Madrid agentes del Gabinete de Investigación Criminal ordenado ex profeso por el juez instructor del caso. Después de varias semanas de intensa investigación pudo ser detenido el nefasto protagonista de esta historia, Juan Menéndez alias "El Perdío", de 24 años de edad cuyas pruebas incriminatorias lo llevaron a sentarse en el banquillo de los acusados.

El caso que se relata sucedió el 29 de julio de 1932 en la barriada nijareña de Las Negras, a raíz de que el padre político del homicida, Manuel Puertas Hernández se negase a darle a su yerno 50 pesetas que el joven le había pedido para hacer frente a unas deudas que había contraído al parecer por un problema con el juego. La negativa del anciano de entregarle dicha cantidad enfadó bastante a Juan Menéndez quien sostuvo una acalorada y violenta discusión con su padre político. Se comentaba entonces en el pueblo que el suegro y el yerno no se llevaban demasiado bien, ya que el muchacho- de carácter alegre y bullanguero- no ayudaba en las faenas para sacar adelante las labores agrícolas de la finca y solía siempre estar fuera del cortijo divirtiéndose con los amigos.

El día del crimen ambos se encontraban ambos en el campo reparando unas acequias ya que el tiempo amenazaba lluvia con unas inesperadas nubes insistiéndole nuevamente Juan Menéndez "El Perdío" a su suegro en que necesitaba urgentemente el dinero. Como el hombre se mantenía en sus trece negándose a sus pretensiones, el joven enfurecido sacó una navaja de entre las ropas y abalanzándose sobre el suegro le asestó varias puñaladas en el pecho y en la región abdominal que acabaron con su vida. "El Perdío" dejó a su suegro moribundo entre unos cañaverales y se dirigió al cortijo en busca de dinero, revolviendo baúles y armarios sin que finalmente llegase a encontrar nada.

El cadáver del infortunado Manuel Puertas fue hallado unas horas más tarde por uno de sus hijos a unos 200 metros del cortijo. De las ocho heridas por arma blanca que presentaba el cuerpo, según los médicos, cinco eran mortales de necesidad. El homicida era uno de los más afectados durante el funeral de la victima. Una vez que se aclaró el asunto, el homicida llevó a la Guardia Civil hasta el lugar donde había enterrado la navaja con la que cometió el crimen. El sujeto fue condenado en la Audiencia Provincial de Almería acusado de un delito de asesinato.

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