Seis y media de la mañana del pasado 20 de septiembre. El Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) detecta una posible patera y la patrullera 'Cabo de Gata' del Servicio Marítimo de la Guardia Civil acude en su búsqueda. Aproximadamente dos horas y media más tarde los agentes han completado en aguas próximas a Carboneras el rescate de sus 16 ocupantes, entre ellos una mujer, una niña de cuatro años y una bebé de seis meses.

La mujer y las menores viajan a bordo de esta embarcación de fibra junto al padre de éstas. Los cuatro son de origen argelino y junto al resto de sus compañeros de travesía son trasladados al puerto de Almería, donde son atendidos por voluntarios de Cruz Roja antes de ser puestos a disposición de la Policía Nacional. Como tantos otros, son rostros sin nombre que se enmascaran entre las frías estadísticas.

La mujer y las dos niñas son atendidas como los demás por Cruz Roja, pero una foto de la bebé en Twitter hace visible lo invisible. Fran Vicente, coordinador en Almería de esta onegé, señala a Diario de Almería que la atención fue normal, que presentaban buen estado y que tras ser atendidas primero en un hostal, ahora se encuentran en un centro de acogida de Cruz Roja.

Otras fuentes señalan que están en Alcaudete, en Jaén, y que su marcha allí fue especialmente dura porque no querían hablar ni separarse de su marido, el cual tiene su destino en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE). Al parecer, el hombre cuenta con antecedentes por robo en Argelia, según han precisado las fuentes consultadas. Como cientos de casos cada año, la bebé se ha visto separada de su padre. La ley actúa de forma diferente con los menores y sus madres que con los varones adultos y las mujeres sin niños a su cargo o embarazadas. Se trata de la otra cara del fenómeno migratorio irregular en patera, la que no suele verse y queda oculta, la del día después.