Almería

Una muerte en extrañas circunstancias que paraliza las Fiestas y une en el dolor al pueblo

  • Los vecinos de Tabernas sólo tenían palabras para lamentar la muerte del joven Juan Jesús

La entrada a Tabernas desde Almería se encontraba en la tarde de ayer viernes semicortada por la presencia de las atracciones de Feria, que aún siguen presidiendo, de forma triste, la localidad.

Atravesar el pueblo desde la siguiente salida y hasta la fatídica atracción de los coches de choque resultaba casi penoso al no encontrar practicamente vecinos por las calles.

Sólo al final del trayecto había algunos feriantes, desmontando sus atracciones, y varias patrullas de la Guardia Civil, que custodiaban la farola contigua a los coches de choque, precintada con una funda blanca que era sujetada a su vez por una especie de crespón negro, a modo de luto.

Al pasar el ambulatorio ya se podía respirar más ambiente pero era al llegar al recinto de velatorios cuando se podía apreciar que la práctica totalidad de los vecinos de Tabernas se encontraba allí para dar un último adiós al cuerpo del menor Juan Jesús A., así como para estar en el dolor con sus allegados.

Las caras de los tabernenses lo decían todo, casi nadie quería comentar lo sucedido y todos lamentaban la trágica forma en la que se habían terminado las Fiestas. Como era de imaginar, los mayores hablaban de "un golpe muy duro para todo el pueblo y sobre todo para la familia, muy conocida por todos".

Los ánimos estaban destrozados entre los familiares. Los intentos de este medio por extraer información eran difíciles ayer en Tabernas, algo comprensible por otra parte. Nadie quería "dar la cara o hablar más de la cuenta".

Un grupo de jóvenes de entre 18 y 20 años explicaba que todo se había terminado y ya no se podía hacer nada. Poco a poco iban desvelando detalles sobre lo sucedido y mencionaban que "la conexión desde los coches de choque había fallado y eso pudo provocar la descarga".

Ya de regreso hacia el lugar de los hechos, vuelta a la sensación de pueblo fantasma, sin nadie por las calles más que los Guardias Civiles apostados junto a sus coches patrulla. En cambio, donde antes había feriantes ahora se encontraba un grupo de jóvenes.

Tenían unos 14 años, igual que el fallecido, al que decían conocer de vista. Nos explicaron que cuando se produjo la tragedia estaban "de botellón; de pronto oimos sirenas y pensamos que sería por algún coma etílico o alguna pelea. Fue extraño pero parece que se fue la luz, luego volvió y justo entonces se produjo la descarga. Una pena", sentencian.

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