Tribunales

El forense determina que el hombre que asesinó a su mujer en Vícar "no sufre alteración mental"

  • Se enfrenta a una petición fiscal de 15 años de prisión

Noureddine Sourroukh, un hombre marroquí de 42 años de edad que se enfrenta a una petición fiscal de 15 años de prisión por asestar 18 puñaladas a su esposa, Khadija Nejjar, en el domicilio familiar de Vícar (Almería), "no sufre ninguna alteración mental que anule su capacidad cognitiva y volitiva fuera del estado depresivo propio de las circunstancias personales derivadas del hecho delictivo".

Así de rotunda se mostró hoy en su declaración ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial la psiquiatra forense que examinó al procesado dos meses después de su detención como presunto autor del homicidio en una entrevista en la que éste, según su testimonio, mantuvo un discurso lúcido y coherente pese a que, en todo momento, negó haber matado a madre de sus dos hijas.

La perito del Instituto de Medicina Legal de El Ejido desmintió también la versión ofrecida durante la sesión de ayer por Noureddine Sourroukh, que, a preguntas del Ministerio Público y de la acusación particular, dijo en todo momento no saber ni su nombre ni su estado civil además de no recordar lo sucedido a principios de septiembre de 2006 y asegurar que vive actualmente en un "hospital" al que fue conducido después de permanecer "mucho tiempo" en un monte tras arribar en patera al litoral provincial.

Según el informe psiquiátrico adjunto a las actuaciones y ratificado en sala, el procesado reconoció "estar viudo y tener dos hijas", su ingreso en el centro penitenciario provincial de El Acebuche y la «diferencia» entre un comportamiento delictivo y lo que no lo es.

La perito hizo alusión, asimismo, al diagnóstico de urgencia que los facultativos del Hospital de Poniente, en El Ejido, realizaron a Noureddine Sourroukh y que recogía que, en el momento de su detención, tenía "un discurso incoherente pero modulado a expensas de sus intereses" y a una información verbal por parte de los servicios médicos de la prisión en el que se notifica el tratamiento con "neurolépticos" para "estabilizar la alteración de comportamiento", antidepresivos y ansiolíticos.

Previamente, y durante la segunda sesión de la vista oral que contó con la testifical de los policías locales de Vícar que practicaron la detención y los agentes de la Guardia Civil encargados de la instrucción, los forenses revelaron que Khadija Nejjar recibió las 18 puñaladas estando con vida y que las heridas, dos de las cuales fueron "mortales de necesidad" a la altura del pulmón estaban distribuidas por todo el cuerpo, incluso la cabeza y los pies.

De la autopsia se desprende, asimismo, que la víctima tardó hasta una hora en fallecer desangrada y que el descubrimiento del cadáver, debido a la «fauna y flora» de la descomposición se produjo 48 horas después del homicidio, de una violencia tal que provocó la salida del paquete intestinal pese a que el perito del Instituto de Medicina Legal de Almería advirtió "signos de defensa y lucha" en los brazos de la mujer, que precisó, intentó defenderse.

La acusación particular pide una pena de 25 años de cárcel como autor de un delito de asesinato mientras que el Ministerio Fiscal, en sus calificaciones iniciales, rebaja  esta petición de prisión hasta los 15 años al considerar al acusado culpable de un delito de homicidio con la circunstancia agravante de parentesco al entender, precisamente que la víctima trató de defenderse. 

Tanto la acusación particular como el Ministerio Público y la Abogacía del Estado, que ejerce acusación civil, reclaman al enjuiciado una indemnización de 150.000 euros para cada una de las dos hijas del matrimonio. La mujer apareció tendida en la bañera de la vivienda, vestida, ensangrentada y con cuchillazos por todo el cuerpo.

El imputado, aparentemente trastornado y para el que la defensa pide la libre absolución por su estado mental y por no ser el autor de la muerte de su mujer, dijo en todo momento no saber ni su nombre y no recordar los hechos sucedidos a principios de septiembre de 2006, negando incluso tener mujer e hijas, y sostuvo que vive actualmente en un «hospital» donde fue conducido después de permanecer «mucho tiempo» en un monte al que huyó tras ser interceptado por la Policía en una playa donde había «mucha gente» a la que los agentes "querían robar". 

El magistrado Jesús Martínez admitió sin embargo como prueba la declaración prestada por Noureddine S. ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Roquetas de Mar el 8 de septiembre de 2006, en la que, tras ofrecer sus datos personales, alegó que la noche del suceso su mujer esgrimió un cuchillo contra él y, en ese momento, entraron en el domicilio dos hombres, uno con una pistola y otro con un arma blanca, que mataron a su mujer, tras lo que, a punta de pistola, le obligaron a arrastrar el cuerpo acuchillado hasta la bañera, tras lo que él saltó por el balcón.

El acusado negó también saber si, tal como argumentan el Fiscal y la acusación particular, llamó a su suegra a Marruecos el día 4 de septiembre de 2006, la avisó de que había matado a su esposa y amenazó también con acabar "con toda la familia" y dijo asimismo no recordar que hubiera llamado desde la cárcel a sus hijas, a las que, según la acusación, pidió perdón por la muerte de su madre la pasada Semana Santa. En todo momento, indicó que estaba enfermo "de la cabeza" y que tomaba "muchas pastillas".

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