Tribunales

El hombre que recibió dos impactos de bala en el Barranco Caballar niega que se produjeran tras un forcejeo

  • Hoy se ha celebrado la vista oral después de dos citaciones fallidas por incomparecencia del acusado

Francisco C.G., quien en 2003 recibió dos impactos de bala de una escopeta de caza en un cortijo ubicado en el paraje Barranco Caballar de la capital, por los que el fiscal pide nueve años y nueve meses de prisión para José V.R., aseguró hoy ante el tribunal desconocer los motivos que movieron al acusado a encañonarle y negó que el arma se disparase de manera fortuita durante un forcejeo entre ambos, tal y como sostiene la letrada de la defensa.

Durante la vista oral celebrada hoy en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial, después de dos citaciones fallidas por incomparecencia de Francisco C.G., éste relató que el día de los hechos -el 19 de mayo de 2003- se dirigió a la finca de la que José V.R. es guardés para comprar unos pollos de perdiz que le había ofrecido el procesado.

Una vez en el palomar, según la versión de integrante del conocido clan de etnia gitana 'Los Curros', recibió al menos tres tiros con la escopeta de caza, de los que dos le alcanzaron en la zona laterocervical izquierda, sin que llegase a confirmar ante la sala si existía una mala relación previa entre ambos, relación que definió "con sus buenos y malos momentos".

La víctima sí reconoció, no obstante, haber facilitado una identidad falsa una vez ingresó en el complejo hospitalario de Torrecárdenas, al que fue evacuado en UVI móvil y donde aseguró ser menor de edad, para lo que utilizó las señas de un hermano al "tener problemas con la Justicia". 

Durante la última sesión del juicio, que quedó hoy visto para sentencia en la sección que preside la magistrada Társila Martínez, el fiscal elevó a definitiva su calificación de los hechos y solicitó para el acusado, de 35 años, nueve años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa y nueve meses por tenencia ilícita de armas.

En su alegato, consideró probada la "clara enemistad" de ambos, en la que también basó su argumentación el letrado de la acusación particular, y esgrimió el informe forense que avala que se efectuó más de un disparo con el arma, ya que las dos heridas que presentaba Francisco C.G. se deben a dos impactos diferentes.

Recordó, además, que la escopeta era propiedad de dueño del cortijo para el que José V.R. trabajaba como guardés y que, pese a que éste había iniciado los trámites para ponerla a nombre del procesado, no le consta permiso de armas.

Por su parte, la defensa considera que las lesiones sufridas por la víctima se debieron a una causa fortuita, por la que solicitó la libre absolución de su patrocinado. Al parecer, y según la versión del procesado durante la primera sesión de la vista oral celebrada el pasado día 15, la víctima habría sido vista días antes subiéndose a una furgoneta cuyos ocupantes perpetraron un robo en un almacén anexo al cortijo y donde se guardaba material electrógeno.

Según manifestaron a un hermano del acusado varios testigos que se encontraban cazando en un coto cercano, Francisco C.G. formaba parte de la banda que perpetró el atraco, por lo que éste habría amenazado previamente al procesado al enterarse de que había sido identificado.

El presunto agresor dio aviso a continuación de producirse los hechos a la Policía Nacional, que procedió a su detención mientras que el Juzgado de Instrucción decretaba el ingreso en prisión preventiva para ordenar, dos meses después, su salida en libertad condicional.

El Ministerio fiscal solicita, asimismo, una indemnización de 600 euros por las heridas causadas y otros 6.000 euros por las secuelas, cuantías que duplica la acusación particular en su escrito de conclusiones al señalar que las dos heridas inflingidas a la víctima "tenían un alto riesgo vital". 

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