Almería

El 'sí quiero' comienza a caer entre la población de procedencia extranjera

Con la llegada de la crisis, los españoles de clase media-baja perdían potencial económico y prescindieron de muchas de las actividades y momentos tildadas de esenciales. Uno de ellos, la boda, magnánima e imprescindible en muchos casos y ahora en un segundo plano para una buena parte de la ciudadanía. Esto le sucedió a los españoles, y, en consecuencia, a todos los habitantes del país. Si cabe, los extranjeros se vieron incluso más perjudicados. Perdieron trabajos y, por tanto, su capacidad para permanecer en España. De ahí que los matrimonios entre extranjeros se esté diluyendo. La razón económica es evidente. La cifra de extranjeros en la provincia no ha parado de descender en los últimos años, situándose en los 137.000, un 4% menos que hace un lustro. Se ha pasado de un saldo migratorio exterior positivo de 11.920 a haber años, como en 2014, en los que las cuentas han sido negativas.

El boom de las uniones entre extranjeros se produjo a mediados de los 2000. La bonanza económica coincidió con una de las cifras más altas de población foránea en la provincia. Las generaciones que llegaron en los noventa comenzaban a echar raíces. Se daba lugar a encuentros entre personas que procedían de la misma zona, surgían las nupcias y todo eso dio paso a segundas generaciones de inmigrantes ahora en stand by.

La inmigración en Almería está ligada a su desarrollo económico y este, consecuentemente, está marcado por la agricultura. La década de los noventa fue la del cambio a una sociedad multicultural; tiempo de adaptarse y adaptar y habituarse, de conocer costumbres y de mostrar las propias. En 1997, el lugar de procedencia de los residentes extranjeros en Almería señalaba que la presencia de población africana ya era mayoritaria, con 8.419 personas viviendo a lo largo y ancho de la provincia. Ahora, la cifra supera los 82.000.

Lo que significa que la convivencia, salvo excepciones, ha sido generosa y positiva en una doble vertiente. Almería ha sabido adaptarse a sus inmigrantes y estos a Almería . En los noventa, la provincia dejó de ser expulsora de mano de obra y pasó a ser receptora. Pero la forma en la que los nativos han visto a los extranjeros tiene forma de montaña rusa, ha dependido del concierto socioeconómico.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios