Almería

La reforma de Trajano moviliza al barrio al temer que agrave el botellón

  • Los vecinos creen que las "pirámides" serán las "hamacas" de los jóvenes en la movida

  • 300 firmas en contra también de la escultura colocada

De una reforma demandada y deseada a echarse las manos a la cabeza. Esta ha sido la evolución de la opinión de los vecinos de la calle Trajano y entorno, donde el Ayuntamiento acomete las obras de remodelación para transformar un callejón, el de la calle Dalia, en una plazoleta con encanto. Pero la idea, abrazada inicialmente por todos, se abalanza en forma de pesadilla al ver los vecinos los elementos arquitectónicos elegidos por el Consistorio para salvar los desniveles existentes. Una especie de juego de pirámides que se ha encontrado con la oposición de un barrio entero al ver claro que van a servir de "hamacas" para que los jóvenes se sienten y se tumben alrededor del botellón.

Es, la calle Trajano y su entorno, una de las zonas más castigadas por las molestias que causan los botellones, así como la concentración de los locales de copas. Aun sin resolver esta problemática, los vecinos han trasladado su completa oposición al diseño de la plazoleta, que tildan de "aberrante" e "inapropiada". "Sabemos ya lo que va a pasar, que esas pirámides se van a utilizar como tumbonas para el botellón. La obra no está aún terminada, y ya lo hemos podido comprobar con los obreros, que le dan este uso en sus descansos", comenta el presidente de la Asociación Alborán, Baldomero Rodríguez.

Los representantes vecinales han tenido contactos con los concejales del ramo que han pasado por el área de Fomento e incluso han planteado soluciones alternativas a los desniveles aportadas por conocidos arquitectos que forman parte del colectivo vecinal. Pero la respuesta municipal ha sido negativa. Lo más que han logrado, según explica Rodríguez, es el compromiso de la actual responsable, la concejal Ana Martínez Labella, de reformar el proyecto antes de que finalicen las obras, a las que poco le restan ya.

Los vecinos han recogido más de 300 firmas ante el "descontento con lo ejecutado" e instando al Ayuntamiento a crear una "plaza diáfana sin elementos arquitectónicos, dotándola de algunos árboles y maceteros". Y no es lo único que eriza los pelos a los residentes. La escultura instalada, procedente de la antigua Casa de la Juventud, ha generado literalmente espanto al considerar que "el casco histórico no se merece una obra de tal calibre" que, al parecer, la edil no está dispuesta a retirar. Los vecinos exigen, además, la instalación de tuberías que permitan liberar a la zona del cableado aéreo.

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