Si el deporte tuviera en Almería un reino ese, sin duda, sería el complejo deportivo y social Almadrabillas-Ismael Moratón. Conocido ya como El Ego, irrumpió ayer en la vida de los almerienses, trayéndoles un nuevo concepto de instalación, un auténtico centro comercial especializado en la actividad física y el cuidado del cuerpo que acaba de abrir sus puertas con más de 4.000 personas matriculadas.

Un amplísimo abanico de servicios dirigidos a todas las edades, planes adaptados, precios económicos y su céntrica ubicación es la combinación que ha deparado este exitoso comienzo, superando las expectativas empresariales del proyecto que, tras dos años de obras y una inversión superior a los 12 millones de euros, daba la bienvenida en la mañana de ayer a los primeros usuarios.

Más de 200 personas se concentraban desde primera hora en las instalaciones. Son merecedoras del término espectacular y dan cabida a cualquier demanda imaginable, desde sala de fitness, actividades dirigidas, piscina, pádel o tenis. Está todo pensado para facilitar al abonado el cuidado de su salud y el de su familia. La oferta incorpora una hora y media gratuita de ludoteca, hay servicio de guardería con comedor, aprendizaje de idiomas o natación para bebés, y clases de apoyo en distintas materias para los hijos en edad escolar. Nutricionistas, servicio médico y de rehabilitación, centro de estética con tratamientos corporales, peluquería, tienda de ropa o restauración completan la oferta deportiva.

"No hay en España ningún centro como este, ni por la calidad de los aparatos ni por los metros cuadrados", resalta Francisco Miras Senés, gerente de Ego Sport Center. Hay 163 puestos de máquinas, última tecnología y las clases más novedosas, incorporadas a la oferta tras visitar la unión temporal de empresas CDS Almadrabillas (Cooperación 2005, Deportes Blanes, Tejera y Facto), 80 centros deportivos de vanguardia repartidos por España.

El de Almería juega con ventaja. Cuenta con una superficie superior a los 16.000 metros cuadrados, dato que apaga por infundado el temor a encontrarse con unas instalaciones masificadas. "Podemos matricular a 12.000 personas, si bien hemos preferido dejar el tope en 8.000 para garantizar la calidad", desgrana Miras Serés. La arquitectura y la decoración del edificio, de grandes ventanales que miran al mar, a zonas ajardinadas y al Cable Inglés, y techos altos, contribuyen a despejar esa posible sensación. La de ayer era de salas apenas ocupadas, cuando en el centro había más de 200 personas en el horario de la mañana.

Parte de ellas estaban concentradas en el hall de entrada, un paso obligado porque, antes de hacer uso del resto de las instalaciones, es imprescindible disponer de la llave mágica. No sólo permite pasar los tornos de control de acceso, sino que están personalizadas para contener información de la actividad deportiva que a cada abonado le conviene. Los usuarios pueden luego consultar en los ordenadores el entrenamiento que le toca ese día, con la explicación de cómo efectuar de forma correcta los ejercicios y para qué sirven, independientemente del asesoramiento del profesorado especializado contratado.

Atienden a los usuarios de las piscinas del centro (la olímpica que será cubierta), la Zona Wellnes (termal y de aguas), las tres salas de entre 157 y 283 metros cuadrados cada una; una zona de actividades de 1.154 metros cuadrados, siete salas de usos múltiples y una sala fitness de más de 1.400 metros cuadrados. El terrado ha sido aprovechado para diez pistas de pádel y una polideportiva. El complejo está reforzado con zona médica, aulas de formación, cafetería y restaurante, y tiendas de ropa y nutrición.