Almería

Con las riendas de un oficio en declive

  • Antonio Salmerón es el cochero que lleva cuarenta años mostrando los rincones de la capital almeriense paseando por zonas como La Catedral, la plaza Virgen del Mar y la calle Real, entre otros

Hace 40 años en Almería, los taxis no tenían la forma actual. Antes estaban 'compuestos' por dos o cuatro ruedas y unas cuerdas que sostenían a dos caballos. Así, se conformaba la composición del transporte público en Almería. Estos años son los que el único cochero que queda en la capital, Antonio Salmerón Callejón, lleva en el noble arte de ofrecer unas vistas únicas de los rincones más bellos.

"Los coches de caballos eran un servicio público por la zona de Obispo Orberá. Antes sólo había carruajes y cuatro taxis de esos malos", señala Salmerón.

El cochero en su larga trayectoria ha contado con casi una decena de carruajes: "He tenido muchos coches, unos ocho o diez. El último lo cambié hace dos años".

Salmerón recuerda porque tuvo que cambiar su último carruaje: "Estaba parado en un semáforo, esperando a que se pusiera en verde, para girar por la rotonda de la Aduana Marina y un turismo me partió el coche en dos. Este ha sido mi único accidente".

La cantidad de equinos que ha poseído Salmerón ha sido amplia: "He tenido cerca de doscientos caballos".

La situación actual del turismo en coche de caballos está en declive: "No se monta ningún tipo de gente. La tradición se está perdiendo. Sólo quedo yo y voy a durar menos... En Almería, no hay turismo y no viene gente con dinero. Estoy durante 8 u 10 horas para no ganar nada. Además, de todo el trabajo que da el cuidar a los caballos y limpiar el coche".

El recorrido que realiza Salmerón por la capital almeriense es: parque Nicolás Salmerón, calle Real, La Catedral, Plaza San Pedro, El Paseo de Almería, La Rambla y la plaza Virgen del Mar, entre otros lugares. "A la gente lo que más le gusta es La Rambla, el Paseo, La Catedral y plaza San Pedro", detalla Salmerón.

Según el cochero, para dar un paseo por Almería las tarifas serían: "Veinte euros por media o tres cuartos de hora y de 30 a 35 por más de una hora".

Salmerón inicia los paseos cuando comienza el buen tiempo: "Empiezo a partir de Semana Santa porque antes no hay nada, no hay turismo. Antes se trabajaba más. Ofrecía carreras a dos duros".

El cochero recuerda algunos momentos en los que han pasado un mal trago: "Hay gente que no me ha querido pagar. Se han subido para ir a El Zapillo. Se han tirado del carruaje y me he tenido que volver sin el dinero".

Salmerón también ha vivido momentos de alegría en su trabajo: "Antes realizaba viajes a El Alquián y había mucha juerga. Me tiraba toda la noche. Ganaba veinte o treinta duros por siete u ocho horas. Costeado de todo, de comida y bebida. Ha habido días que he estado tres días y tres noches sin descansar. Dormía una hora o dos. En la feria de Almería, no dormía en los diez días".

Los propios equinos, que trabajaban con él, también pasaban algunas noches de insomnio. "Los caballos dormían de pie. Ha habido días que me he tirado sin desengancharlos dos o tres días", explica el cochero.

Actualmente, los horarios de Salmerón son totalmente distintos: "Ahora antes de que sea de noche me voy sobre las 18:30 o las 19:00 horas".

Ademas, de paseos normales, el cochero también realiza "las bodas que sean necesarias".

Lucero y Brillante son los nombres de los caballos que tiran del carruaje de Salmerón actualmente: "Son de raza española y los he domado yo. Los animales no iban a quedarse ahí quietos sino hubieran aprendido antes".

También el cochero almeriense recuerda las facilidades que había antes para manejar el coche gracias al poco tráfico: "Antes ninguna calle era prohibida. Si el caballo no paraba, pues no lo hacía. Si quería ir hacia el Zapillo, pues se iba para allí. Ahora hay que pararlo, porque sino choca con los coches".

Salmerón comenzó con unos veinte años en esta profesión y demanda al Ayuntamiento sus derechos: "Una persona que lleva 40 años trabajando en coche de caballos tiene derecho a tener una licencia. Me la merezco, que me tirado mucho tiempo aquí. Soy el único que queda. No quiero dinero, sólo que me den una licencia".

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