LaLiga 1|2|3

Fran marca el camino (0-0)

  • Punto de oro que pudieron ser tres si Pozo y Nano no fallan dos clamorosas

  • El Almería solo ha concedido un gol (ante el Lugo) en los cinco duelos con el almeriense en el banquillo

Pablo Caballero salta con Carlos Ruiz.

Pablo Caballero salta con Carlos Ruiz. / J.A.C.

El punto en Tenerife, que en cualquier otro escenario habría sabido a gloria, terminó dejando un regusto amargo por la pasmosa inoperancia en la definición mostrada por Pozo y Nano en la recta final del encuentro, cuando ante un rival en inferioridad, tuvieron sendas ocasiones clamorosas para haber batido al meta isleño y no supieron definir.

En el tiempo que transcurrió desde la expulsión de Bryan Acosta en el 77' hasta la prolongación se ventiló casi todo lo importante del choque. Fran Fernández lo hizo largo como tenía previsto y a los de Etxeberria se les indigestó un Almería que no supo darle la puntilla con todo a su favor. En primer lugar cuando a Pozo, que había arrancado la jugada con piernas de refresco, se le hizo de noche al recibir un gran pase atrás de Fidel tras apurar la línea de fondo y verse en el punto de penalti.

El malagueño, que suele actuar por puro instinto, esta ocasión quiso pensar y en el gesto de controlar en lugar de golpear de primeras concedió el tiempo necesario a los retales de la zaga para recomponerse y desviar su disparo a bocajarro. Era el minuto 81 y una ocasión calcada iba a reproducirse en el 93', esta vez con distintos protagonistas y por la banda contraria.

Con el Tenerife entregando la cuchara, Alcaraz la pone atrás sobre la llegada de Nano, que repite la inconsciencia de querer controlar previamente cuando la situación demandaba un disparo conforme le venía. Esta vez era el meta Dani Hernández el que abortaba la clara oportunidad rojiblanca para desesperación de los aficionados, sabedores de que ese tanto podía casi certificar una permanencia.

Todo ocurrió en las postrimerías, pero vayamos a lo molar y eso pasa por el planteamiento de salida de Fran Fernández, con dos líneas bien juntas y reconocibles, dejando pocas concesiones al rival y dos delanteros, Hicham y Caballero, peleándolas todas con la retaguardia isleña.

Una tela de araña en la que los chicharreros nunca se sintieron cómodos, si bien gozaron en el primer acto de un cabezazo de Casadesús a centro de Luis Pérez que rozó la escuadra y una volea de Suso con la zurda que salió por encima del larguero, además de un latigazo lejano de Milla junto al poste y la petición de un penalti por manos de Joaquín, consideradas involuntarias por el árbitro al estar a ras de suelo.

El Almería estuvo más pacato en ese primer periodo en el aspecto ofensivo, si bien dispuso tal vez de la oportunidad más clara en botas de Hicham, que viéndose en la frontal optó por el disparo manso a las manos del portero en lugar de abrirla para Lass que percutía en solitario por el costado y venía marcándole el pase.

En el segundo tiempo Fran Fernández dio muestras de hasta qué punto tenía estudiado el escenario del partido con los cambios que fue introduciendo y el orden de los mismos. Primero metió a Pozo en busca de las transiciones letales y los pases al espacio, donde más daño hacen. Luego apostó por Nano para reforzar el ímpetu en la banda ante un desdibujado Lass y, por último, dio entrada a Verza para aportar su experiencia de contemporización en los instantes finales.

Todos le salieron a pedir de boca ante un Tenerife que tras la vuelta de vestuarios gozó de un buen disparo de Bryan Acosta que obligó al despeje de René. La tonalidad del encuentro fue variando al rojiblanco, disponiendo de un intencionado centro con rosca hacia el interior de Fidel al que no llegó por poco Caballero en el segundo palo.

Todo derivaría en lo de Pozo y Nano, cuyo desacierto empaña en cierto modo el punto pero no la inmaculada trayectoria de Fran Fernández, que en cinco jornadas al frente del equipo solo encajó gol el día de su debut en Lugo la campaña pasada. Un gol en 450 minutos, que se dice pronto. Algunos a esto lo llaman flor, otros reconocen el trabajo bien hecho

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