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Motta y Juan Muñoz tiran del carro (2-0)

  • Sobresaliente actuación del italiano y del sevillano para doblegar a un Granada romo en ataque pese a llevar la iniciativa

  • A Fran Fernández le bastan tres jornadas para cambiar la dinámica perdedora del equipo

Se había puesto fea, muy fea la tarde. El Almería encaraba el duelo ante el Granada sabiendo que el Alcorcón puntuó en Huesca y que el Córdoba protagonizaba la machada en Vallecas. Marcadores adversos que podían atenazar a los rojiblancos, viéndose de nuevo al borde del precipicio, pero este Almería empieza a tener sello de autor, el que le imprime Fran Fernández, que en poco se parece al de Ramis o Alcaraz.

El preparador almeriense cogió a un equipo moribundo que llevaba ocho jornadas sin conocer la victoria y le han bastado apenas tres para recuperar las constantes vitales. Todo a base de grandes dosis de trabajo y humildad, unido a una concienzuda preparación de cada uno de los partidos. Encajar un solo gol en seis jornadas al frente de un plantel profesional no puede ser fruto de la casualidad, sino de las cosas bien hechas.

En seis partidos con Fran Fernández al frente del banquillo, solo un gol encajado

Ante un desdibujado Granada, que por momentos ofreció una imagen de equipo pobre, al punto de desquiciar a las decenas de seguidores que se desplazaron desde la capital de la Alhambra en busca de apurar sus últimas opciones de disputar el play off, el Almería opuso orden, solvencia y empaque.

En palabras del entrenador milagro defensa, solidaridad y buenas transiciones . Lo cierto es que el planteamiento previo volvió a salirle a pedir de boca. Cedió la posesión al Granada, dejando que el partido fuera pintando el escenario que buscaba, sin nervios ni tensión innecesaria.

Los de Miguel Ángel Portugal pronto se adueñaron del esférico, pero sus llegadas al área de René carecían de incisión ni verticalidad, siendo bastante previsibles. Chico, muy activo durante todo el duelo en su regreso al que fue su estadio, lo intentó con un cabezazo manso y al poco era Quini quien probaba suerte con un disparo desde fuera del área por encima del larguero.

El Almería no estiró líneas hasta el cuarto de hora, cuando un inconmensurable Motta se incorporaba por su banda para centrar y forzar el despeje de Javi Varas, dando lugar a un remate acrobático de Pozo despejado por el meta granadinista, cuyo rechace caía a los pies de Nano para disparar raso y sin fuerza. Curiosamente los dos protagonistas de los fallos cantados en Tenerife se veían de nuevo con un guión parecido e idéntico final.

Con el choque controlado en el centro del campo por Sulayman y Alcaraz, ayudados por el incansable trabajo de Nano y Fidel aportando equilibrio por bandas y la buena movilidad de Juan Muñoz en la punta de ataque, el Almería fue sintiéndose más cómodo conforme avanzaba el encuentro, en especial Motta, que se soltó la melena buscándole una y otra vez las cosquillas a Álex Martínez.

En una de esas cabalgadas por su costado, el carrilero italiano finalizó la acción con un centro-chut envenenado que solo necesitó toparse con la bota de Juan Muñoz en el espacio del '9' puro para desviar a la red el balón y adelantar a los locales justo antes del descanso.

En la segunda mitad era de esperar que el Granada incrementase la intensidad en el juego en busca de la remontada, pero eso en ningún momento ocurrió y el Almería volvió a ganar la partida de la contemporización. De tal modo Fran Fernández retiraba del campo a Sulayman, amonestado, para dar entrada a Verza, que apenas aguantó diez minutos al notar un pinchazo.

En la agilidad mental para articular la solución al desaguisado temporal que se prensentaba, Fran Fernández también demostró conocer todos los recursos de su banquillo, dando entrada a Owona para reforzar el eje de la zaga junto a la dupla Trujillo-Joaquín y que Tino Costa, que había sustituido a Pozo, socorriera a Alcaraz en el doble pivote.

El partido siguió cocinándose a fuego lento, encaminándose al final pretendido por Fran Fernández aprovechando algún contragolpe dadas las cada vez más escasas precauciones defensivas que asumía el Granada, donde Chico casi acaba de ariete en plan Alexanco.

Los tres puntos valían un potosí, ya que permiten el lujo de pinchar en la próxima salida a Córdoba, que en caso de derrota o empate se antojaba dramática, y el Almería supo cerrar el choque por la puerta grande en una jugada bien hilvanada por la banda izquierda.

Fidel metió la puntera lo justo para prolongar un balón para la carrera de Nano por su carril. El malagueño apuró y filtró un pase para Juan Muñoz, que recibió de espaldas a portería cerca del punto de penalti y supo revolverse como hacen los buenos arietes para batir a Varas. Sus goles casi valen una permanencia.

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