Liga 1|2|3

El globo se desinfla en el descanso (0-1)

  • Un pésimo arranque tras el intermedio echa por tierra el buen trabajo del inicio

  • Nula reacción con el 0-1, se desordena hasta perderse y en los minutos finales en vez de colgar el balón en la olla, los pone en el fondo norte

Toda la carne comprada y que no estaba en mal estado, la puso Lucas Alcaraz en el asador. Sulayman y Lass estrenaron titularidad, mientras que Soleri quería reivindicarse después de dos medias partes ante Numancia y Lorca en la que poco había mostrado. Por fortuna, ayer sí tenía el técnico piezas suficientes para cubrir las bajas, después de la situación esperpéntica que se había producido en las últimas jornadas de la primera vuelta y las primeras de la segunda con una plaga de hasta ocho ausencias y un banquillo plagado de jugadores del filial.

Por eso, Alcaraz presentó un once valiente, atrevido para tratar de meterle mano a Osasuna. Velocidad en las bandas y un Pozo liberado en la zona en la que le gusta vivir. Pero había que encontrarlo para que el Almería jugara. Los rojillos presionaron y quisieron llevar el mando del choque. De hecho, al minuto y medio ya habían sorprendido los pamplonicas en una jugada ensayada, que se comió entera el Almería. Acabó en gol que anuló el árbitro, a instancias de su línier, aunque Quique no estaba en fuera de juego tras sorprender desde una posición muy atrasada. Ya empezaba a generar peligro el vallisoletano, ¿se cumpliría de que todo exrojiblanco le marca al Almería?

No se encontraban incómodos los rojiblancos sobre el césped, bien posicionados y buscando contragolpes. La clave estaba en Trujillo y Joaquín, tenían que medirse en el cuerpo a cuerpo con David Rodríguez y Quique, a los que sus compañeros buscaban a base de balonazos, sin importante la plasticidad de la jugada o el trato exquisito del cuero. Si Osasuna había generado peligro con una falta, el Almería hizo lo propio con Rubén Alcaraz desde la frontal del área, demasiado cerca para como le gustan al catalán, y el meta Herrera reaccionó demostrando buenos reflejos.

Con el partido igualado en cuanto a intensidad, el Almería no terminaba de enganchar ninguna contra clara y Osasuna no sabía cómo meterle mano al encuentro. Los de Alcaraz, demasiado atrás, no llegaban con suficientes efectivos al remate cuando Lass percutía por su banda o Pozo realizaba una de sus características jugadas individuales. También lo intentó Quique en solitario, aprovechando un despiste en la marca de Motta, pero el ariete no es tan efectivo en los pases como en los remates. En la mejor jugada trenzada por los rojiblancos, con un gran regate inicial de Gaspar y un cambio de banda rápido de Pozo, Lass puso un centrochut que Herrera dejó muerta en el área chica y a Soleri le faltó instinto para aprovecharse de la situación. El italiano mejora con creces la aportación técnica de sus competidores por el puesto, pero como a todos, le falta instinto goleador.

Si bien el Almería había salido con la intensidad necesaria en la primera parte, en la segunda no fue así y lo pagó muy caro. Osasuna se adelantó de córner, después de un fallo terrible de Nano, pero lo peor es que sólo se habían cumplido cuatro minutos y los rojiblancos ni se habían dado cuenta de que ya habían vuelto de los vestuarios. Fue David Rodríguez, un ex, estaba claro, el que se aprovechó de que el lateral malagueño estaba mirando a las musarañas para rematar en el segundo palo y batir a René.

Todo lo bueno de unos luchados 45 minutos se había desvanecido en un plis plas. Y lo peor es que Osasuna no había hecho absolutamente nada para ir por delante. Y gracias porque aprovechando la inexplicable zozobra rojiblanca, David Rodríguez casi consigue el doblete. En esta ocasión fue Motta el que se mostró incapaz de frenar al talaverano, que conectó un cabezazo magnífico y obligó a René a hacer una de esas paradas antológicas, que sólo se recuerdan cuando hay victorias. Por lo menos, ésta sirvió para mantener viva la esperanza, aunque mucho debía de cambiar la actitud de sus compañeros.

El Almería se había desinflado totalmente, era un globo de feria en manos de un niño chico que lo araña, lo muerde, lo aprieta y que poco a poco va perdiendo su capacidad para mantenerse en el aire. El equipo estaba roto, ni aparecía en ataque ni defendía con orden y Alcaraz metió tres cambios casi seguidos para tratar de recuperar el pulso. Fue un riesgo el que tomó el granadino y como al Almería todo lo que le puede salir mal, le sale, pues se quedó con diez al lesionarse Mandi a falta de diez minutos. Ciertamente no parecía que los rojiblancos tuvieran la más mínima opción de empatar, pues no daban ni un pase en condiciones ni eran capaces de ganar balones en el juego directo. Pocas veces ha reaccionado tan sumamente mal el conjunto rojiblanco a un gol rival y eso que Osasuna tampoco demostró ser un conjunto temible.

Precisamente por eso, hubo emoción en el encuentro. Los navarros se echaron atrás con los cambios y el Almería hizo con diez y con corazón, lo que no había hecho en los minutos previos. Tan desordenado como vivió desde el pitido que daba comienzo a la segunda parte, por lo menos fue capaz de tocar dos o tres veces el balón de forma consecutiva, lo que hizo generar alguna esperanza. Todo se desvaneció cuando Fidel comenzó a colgar balones, que todo el mundo esperaba en el área de Herrera, pero el onubense los ponía en las manos de los aficionados en el fondo norte. Un partido que se podía perder por la lógica diferencia de presupuestos, pero nadie esperaba que se hiciera por un fallo tan grotesco de concentración.

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