Si se aplican las políticas correctas, nuestra sanidad pública volverá a ser lo que fue: la envidia de nuestros vecinos europeos.

Entiendo que las obras del AVE han adquirido velocidad de crucero, aunque no hay que bajar la guardia en la legislatura.

No es nada nuevo que la tasa de natalidad en la provincia la sostienen las familias de los inmigrantes.

Debo poner en cuarentena los datos que nos ofrece el INE. Es una foto fija, en la que faltan muchos parámetros por analizar.

Los proyectos que aparecen en los presupuestos no sólo deben aparecer en el papel, sino que luego hay que programarlos y ejecutarlos.

La subida del agua en la capital, al consumir agua desalada, hay que pagarla. Es el precio justo por no esquilmar los acuíferos.

Las jugadas y trastadas que ambos se han hecho en los últimos años se pueden recoger en un libro de anécdotas de los horrores.

Vamos hacia un mundo de solitarios que no me gusta. Un mundo de zombies, encadenado a las redes sociales que es falso.

Los protagonistas no pasarán a la historia por su hazaña. Sólo logran que los siga una pléyade de borregos domesticados.

Algún dirigente europeo ha pedido a sus vecinos que cambie los tomates y pimientos por los nabos que ellos producen.