Crítica 'A cambio de nada'

Regreso al cine de barrio

A cambio de nada. Drama costumbrista, España, 2015, 93 min. Dirección y guión: Daniel Guzmán. Fotografía: Josu Inchaustegui. Intérpretes: Miguel Herrán, Antonio Bachiller, Luis Tosar, Miguel Rellán, Fernando Albizu, Manolo Caro, Luis Zahera.  

El debut en el largometraje del actor Daniel Guzmán, premiado en Málaga y avalado por una potente distribuidora internacional, nos traslada a la España de hoy a través del cine de hace una década y media, a saber, rememorando el espíritu social y la (falsa) estética realista de cintas como Barrio, El Bola o el primer corto del actor, Sueños, que por entonces acaparaban las señas de identidad, la atención crítica y los premios.

Como si nada nuevo hubiera pasado en nuestro cine desde entonces, la película de Guzmán se aferra a los clichés en el retrato del barrio periférico y a las aventuras callejeras de un par de chavales hijos de la clase trabajadora o el fracaso matrimonial que se pasan el día de pillería en pillería, haciendo novillos en el instituto, robando en tiendas, corriendo con la moto a toda pastilla o espiando a la vecina mientras se ducha. Todo un cúmulo de escenas más o menos tópicas y costumbristas de cualquier iniciación adolescente que Guzmán ancla siempre desde la escritura, rara vez desde la puesta en escena, siempre funcional cuando no automática y televisiva, para que sean sus jóvenes actores debutantes (con Miguel Herrán se diría que el cine industrial español ha encontrado un nuevo filón para explotar, aunque el que está realmente bien es su colega Antonio Bachiller) y sus acompañantes profesionales (Tosar, Rellán) los que intenten insuflar un cierto deje realista a los giros, expresiones y gestos cotidianos a pesar de la endeblez episódica de algunos de sus personajes.

En este esquema previsible, ingenuo y algo rutinario, lastrado por un sentido de la narración precipitado y sin respiración, A cambio de nada se muestra además demasiado timorata como para cumplir sus (telegrafiadas) promesas de tragedia con mensaje social, enjuagando a la postre su camino por el alambre con una catarsis sentimental liberadora y un supuesto toque de alerta para padres irresponsables.

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