Una noche. Drama, Cuba-EEUU, 2012, 89 min. Dirección: Lucy Mulloy. Fotografía: Trevor Forrest, Shlomo Gonder. Intérpretes: Dariel Arrechada, Anailin de la Rua de la Torre, Javier Nuñez Florián, María Adelaida Méndez Bonet, Greisy del Valle, Katia Caso.

Con el poco fiable aval de Spike Lee en los créditos para facilitar su circulación internacional, el primer largo de la norteamericana Lucy Mulloy nos acerca, por segunda vez en apenas unos días (ahí sigue en cartelera La partida, de Antonio Hens), a la realidad menos complaciente (y no menos estereotipada: el realismo, ya saben) de la vida habanera en el retrato de un triángulo de adolescentes que sobreviven a las miserias cotidianas con el sueño de poder salir algún día de la isla.

Partida radical y dramáticamente en dos, la cinta apunta inquietudes impresionistas y líricas en su mirada pseudocumental puntuada por una voz en off femenina, en una historia contada entre fogonazos y escenas más o menos inconexas y aisladas que nos muestran el lado oculto y más sórdido de la ciudad, de la prostitución al sida pasando por el mercado negro para conseguir medicamentos, asuntos todos que forman ya ese paisaje común de cualquier película reciente con Cuba como protagonista, por mucho que, como aquí se anuncia, la cosa esté "inspirada en hechos reales".

Con todo, lo más problemático de esta fallida, ingenua y tímida película de denuncia llega en su tercio final, a mar abierto, en la balsa en la que nuestros protagonistas pretenden llegar hasta Miami. Se suceden allí sin solución de continuidad escenas cómicas, románticas y trágicas más bien propias de una serie B con tiburones y tornados.