contrapunto

Con una mantilla viajando por Castilla

  • Cofrade de San Lorenzo y mantilla, la periodista Eva Leal ha vivido la Semana Santa de los últimos ocho años palpando esa expresión de religiosidad en ciudades de media España

Eva Leal, fotografiada en la Alameda de Hércules. Ayer viajó al Jueves Santo de Ronda.

Eva Leal, fotografiada en la Alameda de Hércules. Ayer viajó al Jueves Santo de Ronda. / belén vargas

Como a sus hermanas Stela y Esperanza, cuando Eva Leal (Sevilla, 1969) cumplió 18 años su madre le regaló una mantilla. Crecida en Gerena, donde dará el pregón de la Patrona, la Chiquetita, y acaba de ser nombrada presidenta de la Asociación Cultural de esta población de la Ruta de la Plata, se crió en el ambiente cofrade de las proximidades al Gran Poder.

En su cartera lleva dos imágenes: el Dulce Nombre de San Lorenzo (la Bofetá) y el Cristo Yacente de Valladolid. Esa convivencia de dos devociones a uno y otro lado de Despeñaperros encierra una visión muy particular de la Semana Santa que a esta periodista le ha regalado el privilegio de poder decir que sabe lo que es estar en la Gloria.

En Valladolid vio una procesión de siete Cristos seguidos con las Siete PalabrasEn Medina de Rioseco, cuna de Amigo Vallejo, distinguió la diferencia entre el cielo y la gloria

Con contadas salvedades, lleva ocho años perdiéndose la Semana Santa de su ciudad. Son los que lleva recorriendo expresiones de la religiosidad popular por ciudades y pueblos de media docena de autonomías, con sorprendentes resultados. Como la Semana Santa es en la mismas fechas en todos sitios, su información es una primicia, una labor entre detective y antropóloga, pero desde supuestos de la fe.

Empezó a hacer esta tarea para la revista Turismo Humano. En Sevilla nunca había visto procesionar a siete Cristos seguidos. Es lo que pasa en Valladolid cada Viernes Santo con las Siete Palabras. Cada Cristo representa una de esas palabras, que en realidad se refiere a las últimas siete frases que dijo Jesús en la cruz.

Mientras sus amigos tomaban gin-tonic -"es que en Valladolid lo hacen con zumo de naranja exprimido"- a ella se le saltaron las lágrimas con un momento inefable que no entraba en el guión. "El Cristo Yacente de Gregorio Fernández está siempre en el Real Monasterio de San Joaquín y Santa Ana y las monjas lo dejan para que salga a la calle el Jueves Santo. El Sábado Santo vuelve al convento, las monjas le cantan y le tiran claveles desde las ventanas de clausura. Les sorprendió verme llorar, viniendo de la Semana Santa de Sevilla. Fui la única que entró con las monjas".

Todos los pasos en Cuenca tienen que pasar por San Felipe Neri. Al Cristo de marfil, también conocido como de los Espejos, le cantan el Miserere en la calle de los Artículos. Buen lugar para una periodista, que en la ciudad de las Casas Colgadas coincidió con el colega Juan María Rodríguez. El alcalde de esa ciudad la invitó a ver desde el Ayuntamiento, en lo alto, la Clariná o procesión de las Turbas. Como su propio nombre indica, al Cristo de las Seis, así llamado porque sale a las seis de la mañana, le dicen de todo, lo insultan, lo desprecian con el colofón musical de los tambores y los clarines. Allí vio a San Juan Bautista, al que conocen como el Guapo.

Su favorita es la Semana Santa de Zamora. Llueva, truene o ventee, todos los Jueves Santo al Cristo Yacente le dan la vuelta por la plaza de Viriato. Todos los años iría a Zamora con tal de ver el Sábado Santo a la Soledad. "Una Virgen que no tiene corona, no tiene estrellas, sólo un manto negro y las manos en el regazo". La Sección de Damas protagoniza la procesión y la plaza se llena de mujeres de negro con hachos encendidos para iluminar. El Viernes Santo dejan los pasos en la catedral y tiene lugar la Santa Merienda. "Como el parque del Alamillo un domingo". Para emociones fuertes, la Vigilia Pascual con un coro gregoriano de niños. La hermandad Luz y Vida traslada al Señor al mirador del Troncoso, un precipicio desde el que se ve el cementerio.

No sabe si es una patente por haber sido la cuna de quien durante un cuarto de siglo largo fue arzobispo de Sevilla, pero la patria chica de Carlos Amigo Vallejo, Medina de Rioseco, es el único lugar castellano donde Eva Leal ha visto que a la Virgen le dicen guapa y aplauden a los costaleros. Participó en el ritual de la rodillada, cuando se arrodillan al paso del Señor por el arco de Ajújar, antiguo pórtico gótico de la ciudad vallisoletana. Abren las casas de la localidad para ofrecer meriendas al visitante. "Lo que nosotros llamamos zaguán, en la entrada de la casa, ellos le llaman gloria. Como allí hace mucho frío, esa zona está hueca y calienta toda la casa. Amigo Vallejo me explicó que de ahí venía la expresión de estar en la gloria, que no es lo mismo que estar en el cielo".

Cartagena trajo a la Expo el submarino de Isaac Peral y allí, en la cuna de Pérez-Revete, Eva Leal se aprendió la salve marinera o cartagenera. Se doctoró en la rivalidad entre marrajos y californios, en una Semana Santa en la que cuatro hermandades se reparten la organización de los días santos. "La Semana Santa de Cartagena es milimétrica, un tío se dedica a medir la distancia entre los nazarenos y la cera".

Sin salir de autonomía, le impresionó el desfile bíblico pasional de Lorca, el Antiguo Testamento de carne y hueso con carros y caballos. También ha estado en la Semana Santa de Calanda, la cuna turolense de Buñuel y de sus tambores. Ha viajado a expresiones andaluzas como la de Granada y la de Málaga. Ayer, Jueves Santo, lo vivió en Ronda. Todos los años procura ver algo en Trujillo y le impresiona el viacrucis de Mérida desde la catedral al anfitreatro romano. Dominios de Gladiator, lo que llama "castilla andaluza", con su Cristo de la O.

Siempre tiene preparada su mantilla, la que le regaló su madre. Tres hermanas con mantilla y un hermano muy cofrade, José María. "Lleva el estandarte del Dulce Nombre y sus hijos están bautizados en San Lorenzo. Les he regalado el carnet del Sevilla". ¿Y hoy Viernes Santo? Dios dirá. Para todos los gustos. Antonio Rivero Taravillo, el biógrafo de Cernuda y de Juan Eduardo Cirlot, estará hoy en el Palau de la Música de Barcelona viendo al Nobel Bob Dylan que empezó su gira en Salamanca. Porque le consta que canta mejor que escribe.

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