De libros

Negro intenso

  • El creador del 'noir' gastronómico" regresa con una nueva novela, en la que el asesinato de un crítico de fogones acabará revelando viejas cuentas pendientes

El cocinero y escritor Xabier Gutiérrez (San Sebastián, 1960).

El cocinero y escritor Xabier Gutiérrez (San Sebastián, 1960). / Efe

La gastronomía se ha convertido, desde hace ya algunos años, en una estrella mediática, en un verdadero fenómeno de masas que ha afectado a todo aquel que alguna vez ha tenido algo que ver, aunque sea de lejos, con los fogones. Cocinillas, aprendices, verdaderos chefs y chefs de pega se han lanzado a la caza y captura de su momento de gloria. Canales temáticos y realities de máxima audiencia han convertido el buen hacer en la cocina en reclamo para un público ávido de nuevas experiencias adornadas con una pátina, a veces muy leve, de manifestación cultural. La relación de la cocina con la literatura no es nueva ni tampoco es nuevo utilizar el pretexto culinario para dar forma a eso que podemos llamar "un gran éxito editorial". Recordemos, por ejemplo, cómo Laura Esquivel dio la campanada a finales de los 80 con su Como agua para chocolate que, además de ser número uno en ventas, tuvo la paradójica fortuna de ser adaptada al cine para llegar a ese gran público que ya no tiene que molestarse en leer la novela.

Lo que si resulta más novedoso es lo que se ha venido a llamar, también en la contraportada del libro que nos ocupa, "novela negra gastronómica". No sabemos si con esta etiqueta se ha pretendido rizar el rizo del ya de por sí exitoso género noir o si simplemente se ha intenta marcar una tendencia, que de momento ha dado ya como resultado tres novelas firmadas por el chef, gastrónomo, psicólogo, profesor y escritor Xabier Gutiérrez. La tercera de ellas, Sabor crítico, viene a aromatizar, a veces con el desagradable hedor de la sangre, este fin de año literario.

El telón de fondo es el rico ambiente culinario en una ciudad puntera al respecto: San Sebastián

En cierto modo, Sabor crítico resulta una novela desconcertante porque el lector se enfrenta a una historia intensa a la que le cuesta algo arrancar, pero que despierta su interés gracias al intento del autor de desarrollar una trama compleja en la que se entrecruzan historias muy dispares -estrechamente relacionadas algunas, más distantes las otras- que giran en torno al enigmático asesinato del reputado crítico gastronómico Ferdinand Cubillo. Puede que a muchos no les parezca descabellado que alguien quiera asesinar a un crítico, ya sea gastronómico, teatral o literario. Quizá por eso, el punto de partida de la investigación, liderada por el subcomisario de la Ertzaintza Vicente Parra -personaje reincidente que ya aparece en las novelas anteriores de Gutiérrez-, se centra, además de en el círculo de amigos más cercano de "Ferni", en todos los cocineros y dueños de restaurantes a los que el mordaz comentarista gastronómico les puso algún pero, que no son pocos. Aunque la trama deriva por derroteros muy distintos a los inicialmente anunciados, el telón de fondo de toda la obra no deja de ser siempre el mismo: el rico ambiente gastronómico de una de las ciudades punteras en estas lides, como es San Sebastián.

Gutiérrez conoce el paño del que habla y se nota. Despliega toda su sabiduría sobre lo que se cuece en el mundo de la gastronomía cuando se sale estrictamente de los fogones, un mundo nada fácil transitado por egos desmedidos e intereses no únicamente culinarios. No se resiste tampoco a hacer un alarde de su extensa y ampliamente probada experiencia en la cocina: dirige desde 1990 el departamento de innovación del restaurante Arzak en San Sebastián, por aportar un único pero elocuente dato. Tal vez por eso, el autor no se priva de regalar al lector un puñado de sabrosas recetas ejecutadas por algunos de los personajes de la historia -que en ocasiones vienen al caso, porque estos personajes son cocineros o profesores de cocina, y otras no tanto- o que simplemente son degustadas en las no pocas ocasiones en las que estos mismo personajes se sientan alrededor de una mesa o se apoyan en la barra de un bar.

En Sabor crítico Xabier Gutiérrez pone en juego un quizá excesivo número de elementos que finalmente resultan difíciles de encajar: violencia, amistad, amor, cocina, arte, filosofía, religión, e incluso sexo. De hecho, la resolución del enigma se aleja del tono pausado -tierno a veces, agresivo otras, pero siempre irónico- que caracteriza la mayor parte de la novela. La historia discurre con un ritmo general pausado, con largas digresiones sobre aspectos concretos de la vida de algunos personajes, y se precipita al final en un audaz capítulo en el que se desvela una vieja y asombrosa venganza que resulta difícil de asumir por parte del lector.

Xabier Gutiérrez se afana en construir personajes bien definidos y los alienta con detalles concretos que les aportan credibilidad. También pone todo su empeño en describir el evocador callejeo por la ciudad de Donostia y los hermosos escenarios naturales de sus alrededores, en los que se desarrolla la historia. Una pena que el sincero esfuerzo que realiza el autor por construir una novela negra convincente no acabe de convencer del todo.

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