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Alonso y McLaren, una nueva ilusión

  • El asturiano confía en llevarse más alegrías en una temporada cargada de retos más allá del Mundial

Fernando Alonso, a los mandos de su McLaren durante los entrenamientos en Albert Park.

Fernando Alonso, a los mandos de su McLaren durante los entrenamientos en Albert Park. / diego azubel / efe

Fernando Alonso estaba tan cansado de no estar entre los mejores que al final de la temporada pasada su cabeza se nubló con un pensamiento: dejar la Fórmula 1. Pero el asturiano no quiere abandonar la máxima categoría del motor con mal sabor de boca.

A sus 36 años, es uno de los pilotos con más caché de la parrilla. Ganó dos títulos mundiales, en 2005 y 2006, y la mayoría de rivales lo colocan entre los mejores de la historia. Pero desde que abandonó la escudería Renault a finales de 2006 todo le salió torcido.

Su fichaje por McLaren para 2007 acabó en pesadilla y su relación con Lewis Hamilton, entonces un debutante, precipitó su regreso a Renault. Tras dos años con poco que festejar, dio el salto a Ferrari en 2010. Parecía una dupla destinada a marcar una era, pero en su primer año recibió un durísimo golpe: llegó líder a la última carrera y una estrategia equivocada lo dejó séptimo y sin título.

Volvió a ser subcampeón del mundo vestido de rojo en 2012 y 2013. Y a partir de ahí desapareció de los primeros puestos. Su última victoria fue en mayo de 2013 y su último podio, en julio de 2014. Se despidió de Ferrari y volvió a McLaren. Entonces cuando comenzó un calvario que todavía no conoce fin.

18 abandonos en tres años, un quinto puesto como mejor resultado y apenas 82 puntos acumulados. Lo mejor de su segunda etapa con McLaren fue que el equipo le permitió competir en las 500 millas de Indianápolis, aunque eso significó perderse el Gran Premio de Mónaco.

2018 le llega cargado de retos: además de un coche ilusionante en la Fórmula 1 -McLaren dejó a Honda y fichó a Renault como proveedor de motores-, correrá las 24 horas de Le Mans y añadirá al calendario otras tres carreras del campeonato del mundo de resistencia (WEC). Alonso nunca escondió que uno de sus sueños es completar la Triple Corona, es decir, ganar el Gran Premio de Mónaco -algo que ya hizo en 2006 y 2007-, las 500 millas de Indianápolis y las 24 horas de LeMans.

"Después de correr en la Indy 500 el año pasado disputé dos Grandes Premios de Fórmula 1, en Austria y Silverstone, y entonces pensé: 'Quizá el año que viene pueda probar otras series. Puedo dedicarme por completo a la Triple Corona y correr la Indy y Le Mans. Quizá sea la mejor opción'", contó el asturiano a la revista F1 Racing.

"Pero sentí que no era el momento de dejarlo. No después de estos resultados ni con estas sensaciones. Podría arrepentirme el resto de mi vida y quedarme con un mal sabor de boca para el resto de mi carrera", añadió.

En la pretemporada, McLaren sufrió varios percances técnicos, pero según se acerca la hora del debut -este fin de semana en Australia-, el optimismo de Alonso crece: "Nuestro coche mostró mucho potencial en los tests de invierno y, pese a que sabemos que aún tenemos mucho en lo que trabajar, ya tenemos una buena cantidad de información sobre cómo funcionan juntos todos los elementos nuevos del coche". El domingo se apagan los semáforos y llegará la hora de la verdad.

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