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Construyendo un nuevo futuro

  • Con Alcaraz se practica un juego soso, incluso da la impresión de que el rival lo hace mejor, pero a la postre no logra su objetivo

  • Lagunas hay, pero ahí es donde debe intervenir un técnico

Morcillo mide mejor el salto que Guardiola y despeja el balón.

Morcillo mide mejor el salto que Guardiola y despeja el balón. / JAVIER ALONSO

Primera lección a extraer: no tirar piedras contra el propio tejado. Sin embargo, Ramis lo hizo. Desconectó a Motta, el mejor lateral de la categoría, de la dinámica de su equipo. Segunda lección, que entronca con la primera: aprender a contemporizar. Tras las declaraciones de Motta en Soria acerca de su experiencia para poder aguantar hasta el final con una tarjeta, que nunca deben agradar a un técnico, un entrenador listo presume de mano izquierda y hace un esfuerzo para ser condescendiente con el momento de excitación de un deportista. Todo esto viene a colación por haber prescindido Ramis, durante gran parte de la primera vuelta, de un defensa como Motta en una categoría tan física y táctica como es la Liga 1,2,3. Son ya varias jornadas en las que la razón se impone al capricho, con independencia de la capacidad goleadora del lateral italiano, que saca a relucir su olfato y experiencia en situaciones que a cualquier jugador italiano que se precie, le vienen como anillo al dedo. No siempre un entrenador cuenta con los mejores o los que están más en forma, sino que diversas circunstancias dibujan el escenario de las convocatorias y del once inicial. Lo indico, porque siempre se comenta que si un entrenador no cuenta con un jugador es porque este no está para participar. También el perfil de Pozo cumple con parte de esta reflexión, ante sus repetidas ausencias en el once inicial de antaño, si bien el malagueño se ha escondido en más de una ocasión, sobre todo fuera de casa. Anoche el genial jugador volvió a dar un recital, sin la ayuda de sus compañeros, lo cual en Segunda tiene mucho más mérito que en Primera, donde Pozo jugaría con más futbolistas de su nivel. Si hasta el momento hablamos de un defensa y de un mediapunta para marcar diferencias, junto a René, que pasa por ser uno de los mejores guardametas de la categoría, muy escasa de fútbol debe de andar el resto de la plantilla para que se haya llegado a una situación tan agónica. En parte sí, porque lagunas hay, pero ahí es donde debe intervenir un entrenador, y justamente es donde Lucas Alcaraz está sabiendo sacar partido. Sí, con el técnico nazarí se practica un juego soso, anodino, incluso da la impresión de que el contrario lo hace mejor, pero que a la postre no logra su objetivo. La explicación es sencilla, se presiona más, los extremos se sacrifican y el conjunto es un bloque unido, con las líneas muy juntas. Puede que por bandas se haya concedido más de la cuenta, pero la compensación ha venido por la acumulación de jugadores rojiblancos en el área. Por supuesto que no es una defensa inexpugnable, y menos con equipos tan dotados como el Granada, pero en general el rival se siente algo más incómodo que en el pasado. Y da la impresión de que se va a más. Cumpliendo con los cánones más sagrados de Segunda, Lucas Alcaraz ha conseguido siete puntos de doce, y por poco ocho. Alcorcón y Lugo van a seguir testando la receta del entrenador granadino, a la espera de refuerzos, que vendrán. Lucas, tan solo es la primera piedra del nuevo edificio.

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