Unicaja arukasur almería | drac palma · la crónica

Despachados por vía rápida

  • El segundo set, clave Unicaja Arukasur tuvo contra las cuerdas a Drac Palma en ese tramo del partido, pero acabó perdiéndolo y ahí se terminó el partido Fortaleza Los baleares ofrecieron una frustrante sensación de superioridad

Unicaja Arukasur Almería tuvo ayer un leve espejismo -el del segundo set- en el particular tránsito por el desierto que supone hoy en día medirse a Drac Palma y no probar el agua terminó pasándole factura.

En el primer set, jugar, lo que se dice jugar, Unicaja tan sólo lo hizo al inicio y al final, el resto del tiempo se dedicó a merodear por la pista sin un objetivo aparente pese a que lo que había en juego no era ni más ni menos que el título de Liga. Los ahorradores mantuvieron el tipo mal que bien hasta el primer parcial (5-8) y luego entraron en barrena para conceder un margen (10-16) que a la postre sería insalvable pese a los vanos esfuerzos realizados desde el banquillo por Axel Mondi.

La entrada consecutiva de Salvador, Darraidou y Delgado dio otro aire al equipo, pero los sorprendentes remates con la zurda del receptor argentino no fueron suficientes para noquear a un sólido Drac Palma que en el primer acto arriesgó más en el saque que su oponente y tuvo en Porello y Moltó un muro infranqueable en la red. Un broncazo de Marcelo Méndez a los suyos durante un tiempo muerto con 19-23 en el marcador sirvió para que los mallorquines apretasen las clavijas y cerraran el set en el 21-25 final.

Dispuestos a presentar más batalla y empujados por una calurosa afición, los almerienses saltaron a la cancha con ganas de comerse al contrario en el segundo set. Mondi mantuvo a su compatriota Darraidou en detrimento de Renato y la apuesta niveló algo la balanza.

El comienzo fue esperanzador pero la alargada sombra de Moltó continuaba representando un dique difícil de desbordar. El maestro Mondi probó todas las alternativas posibles, alternando las posiciones de Delgado y Darraidou, pero cuando se acercaban en el electrónico alguien mandaba el saque siguiente a la red echando por tierra cualquier esperanza de remontada.

La considerable mejoría en la actitud y el ajuste en las ayudas defensivas fueron claves para que los locales empezasen a disfrutar de sus primeras ventajas (12-10 o 16-12). Unicaja Arukasur enseñaba las garras como queriéndole recordar a Drac que ellos también fueron campeones y no se les había olvidado ganar.

En ese momento cumbre sobrevino otro inexplicable bajón que permitió a los baleares recortar diferencias. En realidad, todo tiene explicación; el remate de Ibán Pérez, magistralmente asistido por Falasca, empezó a funcionar y el dúo Porello-Moltó siguió a lo suyo. Consecuencia lógica: empate a 18 y una recta final de set no apta para cardiacos. Drac recurrió entonces a su oficio y a alguna que otra ayudita arbitral y logró llevarse el gato al agua con un ajustado 27-29. El mazazo para los almerienses fue grande pues el partido y gran parte de la final empezaba a escapársele de las manos.

Con el ánimo tocado, la moral de la tropa por los suelos y Renato mordiéndose las uñas en la banda, comenzó el tercero. Las intervenciones del opuesto brasileño, pulmón ahorrador en la fase regular pero bien tapado por los de Méndez en el primer partido de la serie, fueron ayer testimoniales; en su lugar Mondi optó por darle la batuta en ataque a Delgado y Darraidou.

Pese a todos esos contratiempos, Unicaja Arukasur nunca tiró la toalla. Prueba de ello es el 8-6 del primer tiempo técnico. Tras la reanudación, no obstante, volvió a dar la sensación de que Drac gana cuando y como quiere, marcando su propio ritmo, ese que mina la resistencia del rival poco a poco en una lenta a la par que efectiva agonía. El final indeseado se produjo: 20-25. Unicaja tiene hoy la última oportunidad para provocar que haya un cuarto (quién sabe si incluso quinto) partido en Mallorca.

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