Girona-Almería

Juanma convierte en oro lo que toca (0-1)

  • El Almería arranca tres puntos de Montilivi gracias a un solitario tanto del fichaje invernal en un partido feo de solemnidad. El jugador alicantino ya le ha reportado 6 puntos a los rojiblancos gracias a sus goles decisivos.

Juanma Ortiz ha llegado desde Glasgow provisto de una varita mágica que convierte en oro todo lo que toca. Lo hizo ante el Córdoba y lo repitió ayer en Gerona.

Un solitario tanto del alicantino cuando el partido, malo de solemnidad, parecía abocado al cerocerismo más absoluto, rescató los tres puntos para el Almería en Montilivi y mete de lleno a los rojiblancos en la pugna por una de las dos plazas que dan acceso directo a Primera, ya que la otra parece bien pertrechada por el Deportivo.

Nunca el Almería hizo tan pocos méritos para merecer tan enorme botín. El conjunto de Lucas Alcaraz concedió la posesión del balón a su adversario, anteúltimo clasificado, y apenas inquietó la portería rival en los 94 minutos de juego. Tanto es así que durante la primera mitad no existe ninguna ocasión reseñable.

El Girona, sin grandes alardes, y con las urgencias propias de su posición en la tabla, sí intentó merodear las inmediaciones de Esteban con más empuje que peligrosidad real. A los cinco minutos un disparo desde fuera del área de Goiria obligaba a Esteban a emplearse a fondo para despejar un balón con marchamo de gol. Rebasado el ecuador del primer acto se producía la única jugada polémica del encuentro.

Jandro, que había superado a Rafita en carrera, se deja caer descaradamente en el área al notar un leve contacto del lateral balear y Vicandi Garrido, con buen criterio a tenor de las múltiples repeticiones, obvia señalar la pena máxima y perdona la amarilla al futbolista gerundense.

A esas dos acciones se ceñía una primera parte para olvidar, en la que la línea de creación unionista brilló por su ausencia. Verza y Corona nunca pudieron conectar con Goitom, que ejercía las funciones propias de Soriano, ni tampoco con Aleix ni Juanma. El resultado más evidente era ver a Ulloa, pichichi de la categoría, desasistido y desquiciado.

No cambiaron mucho las tornas tras la reanudación. No se sabe bien si contagiado por la gélida temperatura en tierras catalanas o por reflejo con su adversario, el caso es que el Almería estuvo más romo y falto de imaginación que nunca en las acciones ofensivas.

Hasta el minuto 66 no se vio algún atisbo de ambición en las filas visitantes para llevarse el encuentro, complacidos hasta entonces con el empate a nada. Fue merced a un remate de Goitom dentro del área que, trabado por un rival, llegó mansamente a las manos del meta Dani Mallo.

Algo era algo dadas las circunstancias de tedio generalizado y a la postre serviría como preludio al tanto de la victoria. Una eficaz internada de Rafita por la banda derecha en la que el carrilero vino a demostrar por qué Alcaraz ha optado por sentar a Michel en su beneficio, culminó con una buena asistencia al corazón del área, donde Juanma Ortiz no perdonó.

El alicantino recibió casi de espaldas, se orientó el esférico con un ligero toque que le sirvió para despejar de opononentes el punto de mira y fusiló sin miramientos a Mallo. El fútbol no entiende de justicia, pero siendo cabales, a falta de diez minutos para el final del partido se antojaba un premio excesivo para el Almería teniendo en cuenta lo poco que había expuesto.

El de Guardamar del Segura anotaba así el segundo tanto en dos partidos desde su feliz y rentable regreso, reportando ya seis puntos que, allá por el mes de junio, podrían significar la diferencia entre ascender o quedarse en la orilla.

La tímida reacción local llevó el sello del defensor Luso, con un cabezazo ajustado al palo, donde le duele a los porteros, tras un saque de falta que forzó de nuevo la estirada de Esteban, un seguro de vida bajo el marco.

Con el partido más abierto por la necesidad del Girona de intentar restablecer la igualada, el Almería pudo sentenciar, pero ayer no era la tarde del máximo goleador del equipo. Goitom le puso un gran pase al argentino que éste envió a las nubes en su defectuosa definición.

Y de este modo, sin grandes alardes, provocando la hilaridad de la afición local ante los escasos méritos mostrados por un firme candidato al ascenso, se murió un partido en Montilivi tan de guante blanco que el colegiado, Vicandi Garrido, ni siquiera tuvo que desenfundar su tarjetera. Dicen que los ascensos se consiguen ganando cuando se juega bien, pero sobre todo cuando se juega mal. Desde luego ayer el Almería no pudo obtener más por menos...

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