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El Madrid se escapa vivo

  • Dos caras Mala primera parte y sublime segunda mitad del Almería, que tuteó sin miramientos al conjunto blanco Pobre entrada Las gradas del Mediterráneo registraron la mitad de afluencia que en el mismo duelo de la temporada pasada

A fuerza de ser cabezota, esta directiva, con su presidente al frente, logró que en el partido de ayer contra el Real Madrid hubiera casi más fotógrafos que aficionados en el estadio. Porque a falta de fútbol, la noticia durante toda la primera mitad estuvo en las gradas y sus amplios roales con butacas vacías, una imagen que debe hacer reflexionar a los dirigentes de cara a la visita del Barça y la conveniencia de que también sea mediodía del club.

Sin nada que ver sobre el terreno de juego, los seguidores se entretuvieron esos primeros minutos en abroncar al colegiado pitase a favor o en contra, tuviera razón o no, consecuencia lógica de las bravatas lanzadas por el Madrid durante la semana acerca de la supuesta 'mano negra' que los perjudica cada fin de semana.

Con los auriculares en los oídos, los poquitos valientes que tiraron de cartera para presenciar el partido en directo se entretenían en comprobar si Hamilton perdería de nuevo el mundial de Fórmula Uno en la última carrera de Brasil.

La oferta futbolística de ambos era tan pobre que no es exagerado asegurar que hubo más emoción durante el descanso, cuando un maromo ganó 60.000 euros por marcar un gol desde el centro del campo gracias a un banco que reparte dinero, ¿no estábamos en crisis?

Al ralentí, sin prisas ni alaracas y sintiéndose tan cómodo como el equipo de Arconada le permitió, el Madrid se puso por delante. Robben había advertido apareciendo intermitentemente por la izquierda, pero fue el pipita Higuaín quien se bastó para montar el taco.

El jugador argentino le ganó la espalda a su compatriota Pellerano, se escoró hacia la banda y sacó un centro medido al área pequeña, donde apareció Raúl para rematar de cabeza adelantándose a Chico.

Lo preocupante del caso es que el Almería por entonces especulaba más que jugaba. Para despertar a sus discípulos de la anestesia general con la que habían saltado al campo, Arconada dio entrada tras el descanso a Crusat y Kalu Uche por Corona y Juanma Ortiz.

El interior catalán aportó más chispa y al nigeriano se le vio menos apático de lo que acostumbra. Con Piatti volcado en la derecha y Julio Álvarez en la mediapunta, los rojiblancos experimentaron una mejoría que acabó por traducirse en el gol de la igualada. Antes de que subiera al marcador, el Almería se permitió el lujo de tutear a un rival agazapado en busca de cazar alguna contra, una táctica impropia del vigente campéon de Liga y aspirante a renovar el título.

Con Crusat percutiendo por su banda y Piatti volviendo loco a Heinze, la dinámica empezó a favorecer a los locales, pero Casillas se encargó de repeler un fuerte disparo del propio Crusat y atrapar un manso remate con la testa de Soriano.

El gol parecía inalcanzable cuando Negredo entró en acción abriendo el juego a la izquierda, donde Crusat sacó un centro medido para Piatti, que se anticipó a su marcador para restablecer la igualada. El Madrid, desarbolado, bastante tuvo con escapar vivo del Mediterráneo.

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