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Maldito taconazo

  • El bíceps femoral está relacionado con el sprint explosivo del futbolista

Maldito taconazo

Maldito taconazo

Eso debió pensar Ousmane Dembelé justo al notar el pinchazo en su pierna izquierda tras realizar un taconazo en una jugada aparentemente intrascendente y en un escenario cómo como es el estadio del Getafe. Ya lo dijo su entrenador Valverde: "yo no habría hecho ese taconazo" al referirse al riesgo del gesto en sí mismo. El cielo se desplomó sobre el vestuario y la directiva del Barcelona al ver como los 70 millones de euros pagados al Dortmund, tienen que esperar cuatro meses para demostrar si el fichaje ha sido caro o barato. El diagnóstico, demoledor. Rotura de la inserción proximal del bíceps femoral de la pierna izquierda. De forma casi inmediata fue intervenido en Finlandia por una autoridad en la materia y ahora de moda, el Dr. Orava, conocido por operar a otros muchos futbolistas. El jugador francés no volverá a los terrenos de juego hasta al menos hasta enero.

Importancia del bíceps en el fútbol

El bíceps femoral es un músculo que se encuentra en la parte posterior del muslo, que va desde la pelvis hasta la altura la rodilla, por detrás. Su función principal es la de extensión del muslo y flexión de la rodilla, de aquí la importancia que tiene en los movimientos normales al practicar fútbol, sobre todo en lo relacionado con el sprint explosivo como es el caso de Dembelé o cualquier velocista.

En los últimos años varias lesiones dejaron a jugadores 'fuera de juego', como ocurrió en el caso de Messi, ya que ha sido el que más problemas le ha dado en su carrera deportiva, como en la temporada 2005/06 cuando el 5 de febrero, durante el partido con el Atlético de Madrid, sufrió la elongación en el bíceps de la pierna derecha, lo que le tuvo de baja dos semanas. Lo peor llegaría el siguiente 7 de marzo, durante el encuentro con el Chelsea, cuando sufrió una rotura de cinco centímetros en el citado músculo lo que supuso dos meses y medio de baja. Y volvió a suceder en 2007/08 cuando el 15 de diciembre padeció una rotura alta del bíceps del muslo izquierdo o el 4 de marzo, que volvió a romperse el mismo músculo.

Las lesiones musculares son una de las patologías más frecuentes en la Traumatología Deportiva. La mayor parte de las lesiones musculares son leves aunque un porcentaje cercano al 10% las denominamos graves, pues pueden ocasionar secuelas importantes. Entre un 25% y un 30% de los atletas de alto rendimiento las sufren (hay que tener en cuenta que en un deportista de élite, entre un 30-40% de su peso corporal corresponde a tejido muscular).

Se ha calculado que el riesgo de padecer cualquier lesión en el fútbol profesional es de 6 a 9 lesiones por 1.000 h de exposición, lo que explica que este riesgo laboral representaría, en una empresa de 25 trabajadores, que cada mes hubiera 9 trabajadores de baja laboral. El riesgo de lesionarse durante la competición es de 4 a 6 veces más frecuente que durante los entrenamientos. Según las referencias de la literatura, se calcula que un equipo profesional de 25 jugadores padecerá una mediana de 40-45 lesiones por temporada, de las cuales entre 16 y 20 serán poco importantes (tiempos de baja de menos de una semana); entre 16 y 20 serán moderadas (entre 1 y 4 semanas), y entre 8 y 10 serán graves (más de un mes de baja). En las lesiones musculares, que suponen el 30-40% de todas las lesiones, el riesgo lesional es de casi 2 por 1.000 h de exposición, y cada equipo puede padecer entre 10 y 14 lesiones musculares por temporada. En estudios de seguimiento de la UEFA, realizado entre los equipos de la Champions League durante un período de cuatro temporadas (2003-2006) se observó que la lesión más frecuente es la muscular y, entre estas la de los músculos isquiosurales, entre los que el músculo bíceps femoral es el más afectado.

Factores predisponentes

La preparación física, su estado nutricional, antes y durante la práctica deportiva, así como el equilibrio adecuado de electrolitos y sales. La sudoración origina pérdida de líquidos y sales en el organismo. Los músculos van perdiendo elasticidad al perder hidratación por lo que, tras un ejercicio prolongado, aumentan las probabilidades de sufrir una lesión muscular, desde el típico pinchazo o tirón, hasta la rotura grave. Si existen reservas adecuadas de energía en el músculo (glucógeno), las probabilidades de lesión son menores. Es por esta razón que la alimentación del deportista es un aspecto fundamental que deberemos atender tanto en los períodos de entrenamiento, como en los de competición. Otros factores predisponentes, que pueden facilitar una lesión muscular, son el antecedente de lesiones previas que hayan dejado una fibrosis cicatricial, las sobrecargas continuadas, las enfermedades generales, el uso de medicación, el exceso de tensión muscular, la obesidad o el sobrepeso.

En el caso de Dembelé, no se conocen factores que puedan haber condicionado la lesión. El mismo taconazo en sí, es un riesgo. El gesto brusco de flexionar la rodilla, como un latigazo, superó la resistencia del tendón que se desinsertó de la zona alta del muslo. Desde el primer momento, el propio jugador, aún sin experiencia en lesiones musculares, se tiró al suelo sabedor de que se había hecho daño, mucho daño.

Tratamiento

Dependiendo del grado de lesión el tratamiento incluye una primera fase de antiinflamatorios, vendaje compresivo, medidas físicas, hielo….durante las primeras 48-72 horas.

A partir de las 48-72 horas, en los casos en que la lesión y el hematoma es muy importante se suele hacer un seguimiento ecográfico del mismo y, dependiendo de la evolución, se puede plantear el drenaje parcial del hematoma, para prevenir encapsulamientos y cicatrizaciones que comprometan la función del grupo muscular. También se puede considerar la infiltración de plasma rico en factores de crecimiento para acelerar la reparación y regeneración tisular. A partir de la semana y media o dos semanas, de una forma muy controlada, introducimos los ejercicios excéntricos, los estiramientos y la EPI que han demostrado contribuir a organizar las fibras musculares.

Sin embargo en este caso, al separarse el tendón del hueso, no queda otra que volver a reinsertar dicho tendón donde debería estar, mediante unos arpones clavados al hueso y que permiten "pegar" el tendón de nuevo. En cuanto la inflamación y la herida lo permita, se puede empezar a tonificar y trabajar grupos musculares no afectados por la cirugía, trabajar CORE y a partir de la tercera semanas, comenzar a estimular al músculo con sumo cariño.

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