Si el genial Dante Alighieri hubiese escrito una novela para ilustrar la salvación del Adra, jamás hubiese imaginado un partido así. Lo lógico y normal era que los de Miguel Compán avasallasen al Ciudad de Melilla, pero no entraba en el guión que los norteafricanos viniesen a la Península como quien se va de vacaciones al Cabo de Gata. A no hacer nada.
El encuentro no tuvo nada que contar. Los rojillos encarrilaron muy pronto la permanencia, que al descanso ya estaba conseguida con un 4-0. Por si acaso, Álvaro hizo el 5-0 nada más regresar del descanso. Pero los jugadores del Ciudad decidieron no jugar más y fingieron lesiones.
Pero lo cortés no quita lo valiente. Los aficionados abderitanos, tras una temporada de mucho sufrimiento, saltaron al terreno de juego de Miramar para despedir a los suyos con una ovación e intentar llevarse algún recuerdo de los jugadores.
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