A pesar de que el rival de mañana no es el más atractivo de la Primera División, el Estadio de los Juegos del Mediterráneo va a registrar un lleno histórico, el primero de la temporada, que no ha sido capaz de tener en las citas ante equipos como el Real Madrid o el Barcelona.

El llamado Día del abonado, que se inventó el club almeriense para bajar los precios y atraer gente al Estadio, ha surtido efecto y ayer, en apenas unas horas, se agotó todo el papel, colgándose el cartel de 'no hay billetes' y asegurando la presencia de unos 22.000 espectadores para el encuentro de mañana. Cabe reseñar que, por tanto, el club no abrirá hoy las taquillas a sus abonados, aunque sí lo hará mañana, ya que, por ley, está obligado a guardar un porcentaje, mínimo, para el mismo día del partido.

Sin embargo, a pesar de la gran respuesta y de la satisfacción reinante en la entidad almeriense, no todo el mundo quedó contento ayer. La posibilidad que se dio a los abonados de que pudieran retirar tantas entradas como quisieran hizo que mucha gente saliera de las taquillas con decenas de ellas, privando a muchos de los que estaban haciendo cola de comprar tickets. De esta forma, a la hora de estar abierta la taquilla ya se habían agotado las entradas de Preferencia, mientras que a las 2 de la tarde ya no quedaban en ninguno de los fondos. Por la tarde se agotarían las de tribuna. Hubo muchos abonados que salieron satisfechos, pero a otros muchos, esta medida no les va a beneficiar en nada.

Ayer se vivieron escenas muy parecidas a las del año pasado, aunque lo vivido ayer demuestra que la afición almeriense está ávida de fútbol, pero no a cualquier precio. Los abonos, y sobre todo, las entradas del Mediterráneo eran las más caras del fútbol español y sólo así se podía explicar que en el año del debut en Primera no se hubiera registrado un lleno.

Lo que queda demostrado es que, si el Almería hubiera tenido una política de precios más razonable, durante esta temporada se habrían registrado mejores entradas en el Estadio Mediterráneo. El presidente, Alfonso García, es consciente de ello y ya está estudiando las medidas a adoptar para que el año que viene aumente el número de abonados y la asistencia media de espectadores al coliseo rojiblanco.