CUANDO un equipo que lleva tantas semanas sin ganar y que llega un partido con el agua al cuello se encuentra con dos goles en contra a los diez minutos, lo normal es que le cueste todo un mundo reponerse de un golpe tan duro. Pero el Almería no supo aprovechar esta circunstancia favorable, y le cedió el balón y el campo al conjunto madrileño que aceptó gustoso la invitación.
Sin comandante en jefe en la línea medular, Albín y Manu del Moral le dieron la vuelta a la tortilla. Cuando los rojiblancos quisieron reaccionar, el colegiado aragonés Arturo Daudén Ibáñez ya se había encargado de poner en bandeja de plata la permanencia en Primera División para el Getafe.
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