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Algo más que un punto

  • Locura El Almería supo sacarle renta a un partido de infarto, en el que ambos equipos se merecieron los tres puntos por la verticalidad mostrada Doble remontada Por primera vez los de Alcaraz se sobrepusieron a un marcador adverso

Tenía prisas el Almería por reencontrarse con la victoria. Los rojiblancos, sin unas urgencias acuciantes, sí que llegaban al Mini Estadi con la intención de liberarse del peso que supone justo antes de Navidad estar cuatro jornadas sin lograr un triunfo. Quizás por ello, quizás porque Lucas Alcaraz tenía ganas de que se conocieran los cambios que iba a efectuar en el once, los almerienses saltaron a calentar con quince minutos de adelanto con respecto a su rival. Tras recibir a sus muchachos con aplausos en la frialdad generalizada que supone el Mini Estadi, la afición rojiblanca vio de primera mano los cambios y tembló.

Alcaraz había cumplido al alinear al trío atacante Vidal, Goitom y Ulloa y sorprendió con los retoques en retaguardia: Acasiete desplazó a Jakobsen al lateral y Bernardello acompañó en la medular a Corona, por lo que Dani Bautista y Verza calentaron banquillo. El equipo mantenía la filosofía, pero se volvía lento en defensa. De hecho, como la presión rojiblanca arriba estaba siendo buena, el Barça buscó la velocidad para desestabilizar. Tello, que no tenía peaje en la autopista de la izquierda, se marcó de Jakobsen y de Acasiete al sprint, pero se trastabilló al regatear a Esteban. Los almerienses, imprecisos y sin presencia en el centro, trataban de echar hacia atrás a su rival con robos. Soriano asiste a Ulloa que le devuelve el favor a los azulgranas y falla solo ante Masip por buscar la excelencia de una vaselina en vez de la efectividad.

El Almería lanzaba chinas y Masip, poco a poco, también fue cogiendo protagonismo y le quitó un goloso caramelo a Goitom y otro a Vidal. Pero lo del Barcelona B eran bombas de racimo y en el descuento de la primera parte, cuándo sino, a Lobato le ponen una alfombra roja, llega hasta la cocina y Jonathan Soriano remata la jugada. Incomprensible, impensable y francamente preocupante la flojera de piernas que le entra al equipo en los descuentos.

¿Y ahora qué? A los jugadores les tocó olvidarse de los corsés tácticos, sobreponerse a una táctica que poco les ayudó y sentirse superiores a base de coraje. Sólo así, después de gozar de dos claras ocasiones en menos de diez minutos, Fernando Soriano se aprovechó del fútbol más primitivo para empatar. Agazapado como un ratón, aprovechó un mal despeje tras un saque de esquina botado al corazón del área para empatar. El tanto, justo, llevó a creerse al Almería que tenía posibilidades ante un rival que, sabiendo sus debilidades volvió a insistir por la izquierda.

Echándose el equipo a sus espaldas, Fernando Soriano demostró que el fútbol está muy por encima de tácticas. La pelea y el honor valen más. Y así logró el 1-2, con un rebote en el tobillo, luchando por un balón que sólo él hace. Lástima que en la defensa no se decidieran a hacer lo mismo. El filial, con una facilidad pasmosa, iba a dos nuevos goles. De nuevo por las bandas. De nuevo en los sitios claves. Pero el Almería no merecía irse de vacío y Aarón salvó un punto de oro.

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