El rictus del rostro de Luis Miguel Ramis va transmutando poco a poco al de Fernando Soriano conforme avanzan las jornadas y su equipo se mimetiza de forma preocupante, a pasos agigantados, con aquel que dirigió sin norte ni rumbo definido el técnico maño. La derrota casera ante el Reus agranda la peor racha del catalán al frente del banquillo unionista, que ya asciende a cinco partidos sin lograr la victoria.

En ese tiempo, entre la séptima y la undécima jornada, el equipo apenas ha sido capaz de sumar 2 puntos de 15 posibles en disputa, fijando unas cifras paupérrimas con solo un gol a favor (el materializado por Verza ante el Valladolid) y media docena en contra (tres del Huesca, uno del Rayo, uno del Valladolid y otro del Reus).

Al igual que ya le sucediera a su antecesor en el cargo el curso pasado (sin olvidar la fructífera interinidad de Fran Fernández), a Ramis los números -crudos a la par que objetivos-, empiezan a ponerlo entre la espada y la pared. El tarraconense está rubricando un mes de octubre para olvidar, ya que hasta la fecha sus baches no pasaron de un empate contra el Zaragoza y posterior derrota en Córdoba el curso pasado en trece partidos dirigidos y de otro empate ante el Oviedo y posterior derrota en Soria durante la presente campaña.

Todo lo expuesto ha desembocado en que tras la undécima jornada, este Almería de Ramis apenas sume un punto más (12) que aquel de Soriano (11), por lo que la sorianización es ya tan palpable como patente. El de Cariñena había obtenido una victoria más, dos empates menos y una derrota más a estas alturas de competición, con un balance de -3 goles entre los materializados y los encajados, por -2 en la actualidad.

Alfonso García tuvo paciencia con Soriano tras dos rachas calamitosas. En la primera, entre la cuarta y la décima jornada, encadenó siete partidos sin ganar, logrando solo 4 puntos de 21 en liza (5 goles a favor y 12 en contra en ese tramo) y tampoco lo destituyó tras encadenar cuatro derrotas consecutivas frente a Mirandés (2-1), Getafe (0-1), Reus (1-0) y Cádiz (1-0).

Está por ver si el máximo accionista mantiene intacta la paciencia con un equipo remozado en verano pero que calca los mismos males de apatía y falta de intensidad, con el añadido de inoperatividad ofensiva, que el de Soriano.