Economía

El Gobierno teme los efectos de la 'turismofobia' en el sector

  • La secretaria de Estado del ramo, Matilde Asían, ve los límites de plazas como una medida recaudatoria más que "disuasoria"

Un grupo pasea ante una pintada contra el turismo en Barcelona.

Un grupo pasea ante una pintada contra el turismo en Barcelona. / M. H.

La secretaria de Estado de Turismo, Matilde Asían, aseguró ayer que la turismofobia puede "hacer mella" en el potencial turístico de España, por lo que el Gobierno ha dado instrucciones a la Abogacía del Estado para que actúe ante los ataques violentos contra intereses turísticos, que "nunca están justificados", pese al debate abierto sobre el modelo turístico.

En declaraciones a RNE, recogidas por Europa Press, Asían apuntó que el "turismo es muy sensible" y que toda acción tiene una reacción y unas consecuencias, por lo que instó a las diferentes administraciones a apoyar a un sector que genera "riqueza y empleo". "Debate y diálogo sí, pero nunca acciones violentas", afirmó. "Lo ideal es prevenir estas conductas pero una vez que se producen, hay que investigarlas y si hubiera indicio de delito castigarlas dentro de nuestro ordenamiento jurídico", indicó.

Asían, además, reiteró que "el futuro de España se llama turismo indudablemente" e instó a las diferentes administraciones públicas a que apoyaran un sector que "genera riqueza y empleo".

En referencia a TUI, el mayor turoperador del mundo, la masificación de turistas y el desvío a otros destinos, Asían señaló que en España "no se va a matar la gallina de los huevos de oro" y que su potencial va mucho más allá de los destinos de 'sol y playa'. "En España hay muchas zonas que necesitan oportunidades como el turismo, sobre todo en el interior -Castilla y León, Castilla-La Mancha o Extremadura- y no se puede generalizar, pero es cierto que en Barcelona o Palma, por su atractivo de sol y playa y el número de turistas que reciben, se debe trabajar para promover la convivencia entre turistas y residentes", manifestó.

No obstante, se mostró contraria a las llamadas moratorias, a los límites de plazas y visitantes como la establecida en Palma y a las tasas turísticas con efecto recaudatorio, pues en su opinión no tienen un "efecto disuasorio" sobre los destinos.

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