ANÁLISIS

El referéndum de nunca acabar

  • El desafío separatista en Quebec ha conducido a un declive económico y social

  • En Cataluña la tensión no va a desaparecer, por lo que está abocada a seguir los pasos de la provincia canadiense

La incertidumbre no se lleva bien con la economía. Se han realizado numerosas investigaciones acerca de los efectos que depara sobre las políticas monetarias y fiscales, en la inversión, el gasto y el crecimiento económico. Cuando las causas económicas de la incertidumbre desaparecen, los cambios preventivos en las políticas económicas vuelven a la normalidad. Sin embargo, si ha habido gran inestabilidad política, no desaparece por completo, generando un efecto negativo permanente sobre la actividad económica.

La evidencia que desprenden numerosos estudios indica que la inversión de las empresas se contrae en todos los años en los que se celebran elecciones, la rentabilidad se reduce y las políticas comerciales -especialmente las decisiones de exportación- se ponen a la espera como consecuencia de la inestabilidad que generan esos fenómenos políticos.

Se ha construido un índice que sintetiza el grado de incertidumbre y se ha puesto en relación con la actividad económica para 12 países, incluyendo España.

El índice se ha contrastado de dos formas. En primer lugar, se ha comprobado que todas las empresas que tienen una alta exposición al sector público, normalmente suministrando servicios, experimentaban mayores caídas en las cotizaciones en Bolsa, reducían las inversiones y paraban completamente las nuevas contrataciones. Estos efectos estaban directamente relacionados con la incertidumbre política.

En segundo lugar, ha comprobado que el índice, que es una síntesis de diversas causas de inestabilidad e incertidumbre, opera como un mecanismo de propagación de las crisis, deteriorando la actividad económica, medida por el crecimiento del PIB, el nivel de empleo y la inversión empresarial.

En el caso de España, el índice recoge una importante elevación en el grado de incertidumbre durante los años 2010 y 2011, cuando se producen diversas manifestaciones en Cataluña como consecuencia de las modificaciones realizadas por el Congreso al Estatuto de Autonomía, aunque no resulta fácil aislar sus efectos, al mezclarse temporalmente con la crisis griega, en el ámbito externo y con la crisis bancaria en el interno.

Claramente, regímenes e instituciones políticas sólidas generan respuestas predecibles ante shocks negativos. Si un país cuenta con instituciones sólidas y adecuados mecanismos de decisión, la incertidumbre generada por factores políticos o económicos se reduce, mientras que, al contrario, se amplifica cuando las instituciones -y las decisiones que se adoptan- son de baja calidad.

El peligro que se cierne sobre España y, especialmente sobre Cataluña, es que se asiente una dinámica política y social independentista permanente, que busque, ahora y en el futuro, la secesión política, generando una incertidumbre que dañaría gravemente -y de forma continuada- a toda la actividad. Un declive económico imparable.

Esto se ha producido en Quebec, tanto a nivel micro como macroeconómico.

Respecto del primero, existen grandes restricciones para que las familias puedan enviar a sus hijos a colegios no francófonos, causando una considerable pérdida de las opciones de estudiar en inglés. El único idioma oficial es el francés. En las empresas, es la lengua interna y externa de comunicación, excepto cuando se trata de empresas que venden productos o servicios fuera de Quebec, algo bastante probable dada la reducida población de Quebec -8 millones de habitantes- frente a la del resto de Canadá, 23, y de EEUU, 325, que representan, con enorme diferencia, los principales mercados. Además, y en sentido contrario, el francés para el resto de Canadá y EEUU es prácticamente inexistente. Nadie se molesta en EEUU y en el resto de Canadá de aprenderlo.

El resultado de todo este estado de cosas es que la atmósfera para los quebequeses no independentistas y para todos los expatriados que se desplacen a vivir a Quebec resulta asfixiante. Sometidos a ostracismo, no pueden esperar una carrera profesional brillante si no comulgan con las ideas independentistas.

Y, en segundo lugar, desde un punto de vista macroeconómico, Quebec es la provincia canadiense en la que la inversión empresarial, la creación de nuevas empresas, la generación de empleo y el crecimiento económico han sido menores durante los últimos 30 años.

Desde el segundo referéndum de 1995, en el que el no a la independencia ganó por un escaso margen, el Gobierno federal ha promovido varias reformas constitucionales para un mejor encaje de Quebec, pero los líderes independentistas las han rechazado, arrojando más dudas e incertidumbre acerca del futuro de Canadá. Esta situación pesa como una losa encima del país. ¿Qué empresa va a realizar inversiones a largo plazo con esta incertidumbre?

Lo que ha ocurrido en Canadá, en donde se ha llegado a una situación de bloqueo, puede suceder en España. Si muchos analistas coinciden en que una de las razones que explican cómo hemos llegado hasta aquí deviene de la muy débil presencia del Estado en Cataluña, una forma de corregirlo sería aumentando esa presencia. Es justamente lo contrario de lo que desean los independentistas. Podemos alcanzar un bloqueo constitucional en el que no sea posible llegar a un acuerdo.

Los independentistas catalanes han mostrado durante los últimos años actitudes xenófobas, denigrando a España y a los españoles, e intolerancia hacia todas las manifestaciones relacionadas con este país. Ni en las escuelas ni en la televisión pública catalana se pronuncia la palabra España.

Todo esto no va a desaparecer, cualquiera que sea el resultado de las elecciones del mes próximo, porque estas actitudes y comportamientos han estado cultivándose y alentándose durante años.

En ese estado de cosas, los mejores profesionales y personas con mayor formación se marcharán de Cataluña y nadie de fuera querrá vivir en un territorio hostil para todo aquel que no acepte el nacionalismo. La coacción colectiva va a deparar un daño terrible a la economía y la sociedad catalanas.

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