El crecimiento del consumo privado se ralentizará ocho décimas en 2008 hasta situarse en el 2,4 por ciento, según el último informe sobre el consumo y la economía familiar de Caixa Catalunya.
Las previsiones de la entidad apuntan a que la actual desaceleración llevará el crecimiento del gasto de las familias ligeramente por debajo de los registros de 2001-2003, cuando en promedio alcanzó el 2,8 por ciento, pero se situará muy por encima de la caída del 0,7 por ciento de media de los años 1993-1995.
El informe recuerda que la recesión de principios de los noventa estuvo caracterizada por un marcado deterioro del mercado de trabajo y por alzas en los tipos de interés, factores que afectaron de forma muy negativa al consumo privado.
Desde un crecimiento del 4,1 por ciento interanual en el primer trimestre de 1992 se pasó a una caída del 2,5 por ciento en el segundo trimestre de 1993, una situación que "está alejada de las circunstancias actuales, ya que la ocupación, si bien está ralentizando su impulso, todavía crece por encima del 2 por ciento, y los tipos de interés y sus expectativas se mantienen relativamente estables", señala la entidad.
El estudio indica que la desaceleración iniciada en 2007 tiene mayores coincidencias con la experimentada entre 2001 y 2003. Entonces, el consumo privado redujo su crecimiento desde el 3,6 por ciento interanual en el segundo trimestre de 2001 hasta el dos por ciento en el primer trimestre de 2003, similar a la moderación prevista en la actualidad, desde un crecimiento del 3,5 por ciento en el primer trimestre de 2007 hasta el 2,3 por ciento en el último trimestre de 2008.
El análisis indica, no obstante, que los condicionantes del menor dinamismo del gasto de las familias y de las perspectivas de recuperación son ahora diferentes. En el período 2001-2003, las causas del menor impulso del consumo privado fueron la caída de las bolsas y el efecto del bajo crecimiento de las economías del área del euro.
La recuperación posterior se asentó en el estímulo de bajos tipos de interés sobre la demanda de viviendas, que impulsó el mercado laboral, en un contexto de amplio margen para el endeudamiento de las familias.
En la actualidad, el menor dinamismo de la ocupación, principalmente por la menor actividad en el sector de la construcción, ha sido el principal factor desencadenante de la pérdida de impulso del consumo privado. El estudio señala que el mayor obstáculo para su recuperación es la menor capacidad de respuesta de las familias ante reducciones de los tipos de interés, dado que el nivel de endeudamiento es hoy muy superior al de 2000 (114 por ciento de la renta disponible ajustada frente al 71 por ciento entonces).
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