kankyo tannier, Monja budista

"Busco espacios de silencio en sitios con mucho ruido"

"Busco espacios de silencio en sitios con mucho ruido"

"Busco espacios de silencio en sitios con mucho ruido" / M. G.

-¿La magia del silencio es un libro escrito para todo aquel que "no puede más"?

-Sí, efectivamente [risas]. Es un gran problema en nuestra sociedad contemporánea. Hay demasiada actividad, parece que vayamos corriendo detrás de algo. Vamos lanzados, como en una carrera. ¿Hacia dónde? Se trata de aprender a parar. Es un aprendizaje, tenemos tanta costumbre de ir corriendo que cuando paramos incluso tenemos un poco de miedo.

-En el capítulo I trata de definir el tema del libro: el silencio...

-El silencio completo no existe, en ninguna parte. Hay muchos lugares muy silenciosos, incluso los podemos fabricar, pero mi objetivo ha sido buscar espacios de silencio en sitios de mucho ruido. Me parece realmente importante encontrar el silencio que todos llevamos dentro, nuestro silencio interior, que siempre está disponible. Aunque estemos en mitad de la ciudad, siempre hay un espacio dentro de nosotros, un tesoro que todos tenemos.

-¿El silencio también se esconde detrás de los estímulos visuales?

-Desde luego. Cada vez que recibimos una información visual, nuestro cerebro tiene que procesarla y analizarla. Miramos tanto fuera que nos olvidamos de nosotros, de nuestro cuerpo, permanecemos proyectados constantemente hacia el exterior. Tengo ganas de decir: "Volvamos a rehabitar con alegría nuestra casa".

-¿Qué recuperamos cuando hallamos el silencio?

-Recuperamos la vida. La mayor parte del tiempo estamos viviendo fuera de nosotros. Al volver a casa, así es como se llama a este acto en el zen, vamos a poder saborear más los alimentos, vamos a ser más conscientes de nuestro cuerpo, vamos a sentir con más claridad los olores, los sonidos... el tiempo pasará menos rápido, estaremos realmente allí. ¿Cuántos días pasan a toda velocidad? Podemos hacer las mismas cosas, pero con el placer de saborearlas.

-¿Es necesario coger fuerza de la naturaleza para soportar la contaminación urbana?

-Sí, creo que es importante retomar el contacto con la naturaleza, en la naturaleza hay un tempo particular, un tempo amplio, todo se relaja. Así podremos volver a la ciudad con más tranquilidad. Una vez estuve en Sierra Nevada, y me fui a dar un paseo, de hecho me perdí. Me encontré a un pastor, con sus ovejas, ¡y tenía una sonrisa...!, era muy viejo, muy bajito, con muchas arrugas y muy moreno. Me habló, pero no entendí nada. Él estaba en el tiempo de la montaña. Se sentía, estaba tranquilo. Fue magnífico.

-Supongo que encontrar el silencio físico en una pradera con caballos es más fácil que en una calle, pero ¿allí el silencio de dentro suena más alto?

-Sí, es cierto. Ésa es la primera etapa. Cuando volvemos a nuestro interior y nos damos cuenta de la intensa actividad mental que hay nos podemos asustar, es normal. En el libro describo muchos métodos para tranquilizar eso. A menudo las personas se paran en la primera etapa, porque el interior a veces es tan ruidoso que piensan que el silencio no es para ellos. Pero en realidad, si sigues, vienen otras etapas, y así van evolucionando las cosas.

-¿Qué te enseñan los caballos?

-Todo. Todos los animales en general, no sólo los caballos, son guías, maestros espirituales, porque están completamente conectados con el momento presente, son independientes, deciden qué hacer con su vida. A menudo medito en el campo. A veces mi caballo preferido viene y con la nariz me empuja, y a veces le llamo para que se acerque, me mira y pasa totalmente. Es la sencillez, la naturalidad. Eso aprendo de ellos.

-Vive una vida de silencio y una vida de comunicación. ¿Busca el equilibrio?

"Tenemos tanta costumbre de ir corriendo que cuando paramos incluso tenemos un poco de miedo"

-Sí, de hecho, en un momento dado me sentía tan bien en mi bosque que yo misma me cuestionaba esto. Para ganarme la vida venían personas a hacer terapia, o a dar clases de canto. No tenía problemas de dinero, además cuando se es monja budista se gasta muy poco. Pero en el budismo se piensa que cuando se encuentran cosas bonitas en la vida es importante compartirlas, no guardarlas. Así que me gusta mucho encontrarme aquí, contigo, y charlar de todo esto, para que difundas esto. En los medios de comunicación hay tantas malas noticias que está muy bien que de vez en cuando veamos que hay esperanza.

-Los niños se van olvidando del cuerpo a medida que crecen. ¿Ahora somos adultos desconectados del cuerpo?

-En el cuerpo están todas las sensaciones agradables, de bienestar, de alegría y también los miedos, las angustias... Pero no hemos aprendido qué es lo que tenemos que hacer con nuestras emociones. Nos volvemos muy inteligentes, muy racionales, pero no sabemos qué hacer con nuestras emociones. Hay un corte entre cabeza y cuerpo, están separados.

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