Rut Nieves, conferenciante y 'coach'

"No nos enseñaron a gestionar nuestras emociones"

"No nos enseñaron a gestionar  nuestras emociones"

"No nos enseñaron a gestionar nuestras emociones"

-Un día está trabajando como arquitecta en Madrid, pero algo no funcionaba y decide irse a Alemania. ¿Qué buscaba?

-Amor, buscaba amor, sentía que no era feliz con mi vida, estaba harta, aburrida. Había intentado todo para ser feliz aquí, pero no lo conseguía. Un día me pregunté "¿Cómo será mi vida en 10 años si no hago nada diferente?" Me gustó tan poco lo que vi que dije: "Tengo que hacer algo". Lo único que se me ocurrió fue marcharme. Llevaba seis años con el sueño de vivir en Centroeuropa, así que pensé que, quizás, iba a encontrar allí el amor. Lo dejé todo y me fui.

-¿Se refiere al amor de pareja?

-Sí, al principio iba buscando amor de pareja, pero me encontré a mí misma. La vida me enseñó que primero te tienes que amar tú.

-Le recuerdo una fecha: el 2 de abril de 2013... Lain García Clavo, ¿quién es?

-La persona que me acompañó en este cambio. Estaba en Alemania trabajando en un estudio, pero no estaba a gusto, quería hacer otra cosa. Fue entonces cuando me leí mi primer libro de crecimiento personal y descubrí que existe el mundo del coaching, y que hay gente que escribe libros sobre emociones, sobre el poder de la mente y sobre los sueños, y se puede vivir de eso. Eso era lo que siempre había querido hacer. Encontré a Lain en las redes sociales, leí lo que dice, le hice un par de preguntas... Flipé con las respuestas (ríe). Él daba sesiones on line y pensé que eso era lo que yo necesitaba, alguien que me ayudara a hacer este cambio. Tenía mucho miedo. Igual que años antes había necesitado un psicólogo, en estos momentos necesitaba un coach. Ese 2 de abril yo entré en shock porque una parte de mí me gritaba que eso era así, él me trajo las respuestas que yo llevaba toda la vida buscando.

-Decidió al poco tiempo escribir un libro, así que un día llamó a au familia y a sus amigos y les dijo que abandonaba su vida de arquitecta, que había encontrado tu nuevo rumbo. ¿Cómo se quedaron?

-Se quedaron alucinados, pero me apoyaron en todo. Sí que hubo amigos que me dijeron que se me había ido la cabeza, pero no les escuché, tenía claro que esto iba a ir bien.

-50.000 ejemplares vendidos han demostrado que mereció la pena confiar. ¿Qué dice su libro que no digan otros?

-No tengo ni idea. No digo nada nuevo. Lo único es que yo lo he contado desde mi experiencia, desde la pasión con la que recibí esta información. Practico conmigo misma todo lo que escribo.

-Yoga, mindfulnes, libros de autocuidado.... Después de una época en la que el estrés estuvo de moda, ¿hemos cambiado a la del sosiego, la de la búsqueda interior?

-Sí, la gente ya sabe a dónnde lleva el estrés. Nuestras necesidades son las mismas de siempre, pero ahora se está normalizando hablar de emociones, de cómo nos sentimos. Quieren saber cómo gestionar todas esas emociones difíciles de la vida, porque en ningún sitio nos han enseñado a hacerlo. Es una época de autoconciencia.

-¿Somos más que nuestra mente?

-Desde luego, yo antes creía que yo era mi mente, que ella me decía las verdades absolutas. La mente es un órgano muy poderoso, pero solo una parte. El corazón también lo es, además de bombear sangre emite amor y una energía muy sanadora cuando lo abrimos y dejamos que salga el dolor.

-¿Qué tiene que ver Einstein en todo esto?

-Estoy segura de que él conocía todo lo que hablo en este libro. Él sabía que todo era energía, que incluso la materia es energía. Que lo que vemos como sólido es vacío, son átomos en movimiento. De hecho, hay científicos que afirman que el 99.9% de la materia es vacío, porque el 99.9% del átomo es vacío.

-En el libro explica un experimento en el que se demuestra cómo el ADN se modifica a partir de emociones. ¿Cómo es que esto no tiene más transcendencia?

-Creo que los que tienen el poder tienen miedo de que todo esto se sepa. Esto va a generar un cambio en la mentalidad de la sociedad, en la economía, en la industria alimentaria... Creo que va a suceder, pero será poco a poco.

-Dice que hay que romper con las creencias limitantes. ¿Cómo lo podemos llevar a cabo?

-Las creencias son esos pensamientos que viven en nuestra mente subconsciente, ideas que la mente cree como una verdad absoluta, no las cuestionamos. Para cambiar una creencia hay que hablar en afirmativo, elegir una idea, una frase y repetírnosla muchas veces, creerla. Requiere mucho esfuerzo.

-Olvidarse del victimismo es otro de los puntos claves. También complicado ¿Qué nos aporta el victimismo y de qué nos priva?

-Nos aporta atención, que nos den cariño... Nos priva de nuestro poder, de la felicidad. No podemos quejarnos y ser felices al mismo tiempo. Por eso yo hablo mucho de la responsabilidad, y no de la culpabilidad, porque mientras tú eres víctima no tienes acceso a tu poder, estás a la deriva.

-Ha caminado sobre las brasas. Creo que en este sentido se ha sacado un máster.

-Sí, es una técnica de empoderamiento que llevé a cabo en uno de los eventos que hace Lain. Por supuesto, no lo puedes hacer por tu cuenta. Tienes que conseguir que tu mente no se centre en el fuego, tu cuerpo te protege, aunque por un tiempo limitado. Te das cuenta de que eres capaz de hacer algo que jamás pensante que podrías lograr. Después de este seminario pensé "ya me da igual lo que digan los demás".

-Y por supuesto la gratitud.

-Sí, no nos podemos olvidar de la gratitud. La mente tiende a buscar el peligro, su misión es protegernos. En ausencia de peligro lo que busca es el error, la queja, lo que no funciona. Pero cuando eres consciente y diriges tu atención al lado opuesto, hacia la gratitud, tu estado emocional cambia completamente. Cuando estás en estado de gratitud todo mejora.

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