María toledo Cantaora, pianista y licenciada en Derecho

"Yo no puedo parar, tengo que cantar para vivir y para comer"

"Yo no puedo parar, tengo que cantar para vivir y para comer"

"Yo no puedo parar, tengo que cantar para vivir y para comer"

-una flamenca acompañándose ella misma al piano. Cuando irrumpió en la escena discográfica en 2009, ¿hubo quien pensó que una rara avis así sería flor de un día?

-Creo que no, porque ya llevaba muchos años cantando antes de sacar el primer disco, no creo que nadie pensara que iba buscando el disco del pelotazo que igual pega o igual se va al cajón. Por otra parte, a mí, la verdad, me daba igual que lo mandaran al cajón, porque ya me iba a encargar yo de abrirlo.

Si tuviese que retomar la abogacía sería para llevar al peor castigo posible a la asesina de Gabriel"

-Hará cinco discos este año y cuatro nominaciones en los Grammy Latinos. ¿Muchas espinas en el camino de rosas?

-El camino es el que es, con momentos más duros y momentos en los que la vida te sonríe, como el que estoy viviendo ahora. Esto es un trabajo de día a día, esto va de la suma de pequeñitos logros, que es como se va fraguando una carrera con consistencia.

-Curioso, las nominaciones a los Grammy llegaron cuando usted toma las riendas de la producción...

-Sí, estoy muy orgullosa, porque además llegaron en un momento complicado, en el que no sabía por donde tirar... A mí me daba igual no sonar en las radios o no salir en televisión, porque iba a seguir haciendo lo que quería y en lo que creía. "Es que no haces una música comercial", me decían. No sé definir lo que es una música comercial, sólo sé hacer una música cuidada y de calidad. Si eso vende, de arte; que no, pues no pasa nada, la seguiré haciendo.

-Y, de repente, fue mejor para muchos, ¿no?

-Sí, parecía que era mejor disco porque fuera nominado. Parece que en la vida hasta que no te pasa algo así no existes... La verdad es que fue un puntazo estar nominada por unos discos (el tercero y el cuarto de su carrera) que me hice yo solita, como éste que estoy haciendo ahora.

-¿Cómo los hizo?

-Pues, como ahora, con lo poco que voy ganando en los conciertos invierto el dinerillo en los discos. No tengo una gran casa, no tengo un supercoche, pero se puede vivir y así ahorro para invertir en mi música.

-¿Tiene título el próximo?

-Sí pero sólo lo sé yo y dos personas más. De hecho, tengo apuro con los teatros, porque voy el 7 de diciembre al Lope de Vega y ni a ellos aún se lo he dado. Sólo le puedo decir que es una palabra.

-¿Fecha de lanzamiento?

-Todavía no hay porque, usted sabe, les tienes que entregar el disco dos meses antes para la fábrica, la organización de promoción... y, mira, se lo voy a comentar, yo no puedo dejar de cantar, yo no me puedo permitir el lujo de parar. Eso de finalizar gira y pasar un año componiendo, no puedo, yo tengo que cantar para vivir y comer.

-¿Hay machismo en el mundo de la industria y del flamenco?

-No he notado machismo para nada. Al revés, me tienen como la mimada. De todas formas, yo no quiero ni machismo ni feminismo, sino que se nos trate bien y ya está. Mire, hace unas semanas canté para Mujer por Mujer un concierto por las mujeres desconocidas de la Generación del 27, las Sin Sombrero. A mí no me hablaron de ellas en el colegio ni en el instituto y son grandes desconocidas. Eso sí que es increíble, triste, y no se puede consentir. Pero en el flamenco estaba la Niña de los Peines, que era una genio, que competía y convivía con los flamencos como una más.

-Para usted es su gran referente.

-Sí, porque era una revolucionaria, porque era una mujer liberal, libre, que hacía lo que quería. Era conocedora, sabia y personal.

-A usted le gusta también el riesgo, ¿a qué le tiene miedo?

-Sólo me daría miedo perder a las personas que tengo; a mi pareja, a mis padres, a mi hermana, a mi primillo Mario… El ser humano no está hecho para la pérdida, pero el dolor que puede aguantar es increíble. Mira la madre del niño Gabriel Cruz...

-¿Ha pensado alguna vez retomar su carrera como abogada?

-A ver, no me gustaría retomarla porque yo con lo que soy feliz es cantando. Pero si tuviese que volver sería para llevar al peor lugar a esa mujer que ha matado a ese niño, la llevaría al peor castigo posible que pudiese darle, movería cielo y tierra. Vamos, lo que nunca sería es abogado defensor de esa mujer, la dejaría sin defensa si se pudiera. Y si estuviera al otro lado me dejaría el alma en buscar jurisprudencia que sentara antecedentes para llevarla a lo peor. Y ganaría el juicio, se lo digo.

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