La precampaña Se recrudece el pulso entre los socialistas y la jerarquía eclesiástica

El Gobierno traslada al Vaticano su "perplejidad" con los obispos

  • Moratinos matiza que la voluntad del Ejecutivo es mantener con la Santa Sede "el mejor nivel de relación" · Zapatero denuncia "un contrato entre el PP y el sector más duro y radical" de la Iglesia

El divorcio entre el Gobierno y la jerarquía eclesiástica española es tan notorio que cada una de las partes implicadas empeora aún más la relación. Tras sugerir la Iglesia que nadie vote el próximo 9-M a "quienes dialoguen con los terroristas", después de advertir el presidente José Luis Rodríguez Zapatero que esas declaraciones suponen traspasar claramente una línea roja que podría suponer incluso la revisión de los acuerdos entre el Estado y la Santa Sede, ayer llegó el turno de la vía diplomática. Desde la localidad cordobesa de Rute, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Miguel Ángel Moratinos, desveló que ha mantenido conversaciones con el embajador español en la Santa Sede, Francisco Vázquez, quien a su vez ha expresado al número dos del Vaticano "el sentimiento de perplejidad y sorpresa" por la postura de los obispos españoles.

"Queremos mantener un mejor nivel de relación con la Santa Sede, pero no entendemos esta postura, y subrayo que lo digo como católico", declaró Moratinos, quien admitió sentirse "indignado y perplejo" ante los criterios electorales hechos públicos por la Conferencia Episcopal. "Hay muchos católicos en España que van a entender poco [esta polémica]; es una jerarquía integrista, fundamentalista, neoconservadora, que ni siquiera puede representar al sentimiento de la mayoría de los católicos españoles", atacó.

Zapatero ya se había pronunciado con contundencia el viernes, pero volvió a hacerlo indirectamente ayer en Zaragoza, donde clausuró la Convención Municipal del PSOE ante un auditorio predispuesto a secundarle milímetro a milímetro en este pulso. Sin mencionar en ningún momento a la Iglesia, el jefe del Ejecutivo optó por censurarla desde el flanco político que a su juicio le da cobertura: el PP de Mariano Rajoy. Aprovechando el gancho del fracasado recurso popular contra la Ley de Igualdad, afirmó que la mayoría de los ciudadanos quiere "un país de ciudadanos libres e iguales" donde "nadie les imponga ninguna creencia, salvo lo que es la creencia de cada uno y el respeto a la de todos".

Zapatero reclamó así una amplia mayoría el próximo 9 de marzo para abrir una etapa de progreso y "para que aquéllos que cada día están en posiciones más conservadoras, más cerradas y más excluyentes tengan que cambiar". Ante la duda de algunos de los asistentes, que le preguntaron si hablaba de la Iglesia, el dirigente socialista aclaró que se refería al PP. Fue en una entrevista concedida a 20 Minutos donde Zapatero afiló algo más el verbo. "Hay un contrato entre el PP y el sector más duro y radical de los obispos".

Hubo también voces activas desde la Iglesia. El obispo de la Diócesis de Guadalajara, ex portavoz de la Conferencia Episcopal (CEE) y miembro de su Comisión Permanente, José Sánchez, señaló que los prelados se sienten "vapuleados" por el presidente del Gobierno, a quien acusó de utilizarles para "agitar a las masas" en la precampaña electoral.

"En un mitin de campaña electoral hacer chacota de los obispos recabando el aplauso de gente entregada puede tener efectos muy perjudiciales para el equilibrio del país", advirtió el obispo de Guadalajara en referencia a las últimas declaraciones de Zapatero. Sánchez aseguró que la nota de la CEE no suponía juzgar "ningún hecho".

"Damos doctrina pura, y el que se sienta aludido cosa suya es", aseguró. Los prelados se sienten "vapuleados" por Zapatero porque "ha insultado con los peores epítetos que hay en el peor de los diccionarios". "Zapatero ha puesto un sambenito a un grupo significativo como es el de los obispos", decisión que, advirtió, ha traído pésimas consecuencias para el país".

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