La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró ayer que el Gobierno no se va a pronunciar sobre el caso Gürtel y pidió "que seamos respetuosos con el trabajo de los jueces", "una prudencia -insistió- que no sólo tiene que tener el Gobierno, sino que también se debería aplicar el Partido Popular".

En otro momento de su intervención tras el Consejo de Ministros, la vicepresidenta, que evitó en todo momento hacer una valoración de los supuestos casos de corrupción que han salpicado al principal partido de la oposición tanto en Madrid como en Valencia, señaló que "se está poniendo una tremenda presión" sobre el Poder Judicial, "que está por encima -según la vicepresidenta- de cualquier tipo de presiones, hay que crear un clima de serenidad".

Respecto a la labor del juez Garzón, que finalmente se ha inhibido en favor de los Tribunales Superiores de Justicia de Madrid y Valencia, De la Vega afirmó que "todo forma parte de funcionamiento normal de la Justicia. Lo que hay que seguir haciendo es, en lugar de estar diciendo cosas que no se corresponden con realidad, colaborar con el Poder Judicial y respetarlo. Eso es lo que tenemos que hacer todos, respetar al juez Garzón como a los demás jueces. Dejarles trabajar y crear clima de seguridad y sosiego para que puedan hacer su trabajo. Y esto es exigible a todos, también al Partido Popular. En estos momentos, fundamentalmente al Partido Popular", dijo De la Vega.

Mucho más directo que la vicepresidenta del Gobierno se mostró ayer el secretario general del Partido Socialista de Madrid, Tomás Gómez, quien reclamó a la presidenta autonómica y líder de los populares madrileños, Esperanza Aguirre, que asuma su responsabilidad política después de que ocho miembros de la dirección regional del Partido Popular estén "metidos hasta la cejas" en la "corrupción masiva" de este partido destapada por Garzón.

Gómez destacó que el PSOE fue "contundente" cuando se tuvo que enfrentar a casos de corrupción en sus filas.